22- El mensaje

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El mensaje era de un número desconocido, no lo tenía agregado.

Pero cuando lo leí quedé totalmente sorprendida y alucinada.

Desconocido: Holaa soy Rebecca, tú amiga de Madrid. He visto que has vuelto del viaje y te quería invitar a una fiesta en honor a los viejos tiempos. No será tan alterada como las de antes, hemos madurado. Tráete a quien tú quieras guapa y lleva bañador. Un beso.

Estaba flipando. Rebecca era una de mis amigas y era un mal bicho.
Aunque tal vez había madurado como decía en el mensaje.

Al principio pensé en rechazarlo pero entonces mi madre habló.

—¿Que mensaje era tan importante?— preguntó curiosa.

—Nada, Rebecca me ha invitado a una fiesta esta noche alegando que ha madurado. No voy a ir, no la creo.— dije desconfiada.

—Pero deberías ir, a lo mejor han cambiado de verdad. Y sino te vienes a casa.— dijo ella.

Buff... No sé.

—Yo puedo ir contigo. Si pasa cualquier cosa estaré a tu lado. — dijo Alessio.

De pronto me apetecía ir a esa fiesta.

—Bueno, vale.— acepté.

Alessio y yo terminamos de comer a la vez y fregamos nuestros platos.

Estuvimos un rato viendo la tele para hacer tiempo. Pusimos un reality de parejas de esos que estaban de moda.

Al cabo de unas horas viendo la tele, con el móvil y hablando, ya eran las 8 pm y la fiesta empezaba a las 9 pm pero no pasaba nada si llegábamos más tarde.

Fuimos a mi habitación y me di una ducha. Al salir se duchó él.

Me vestí con un vestido de seda azul clarito, de la cintura para abajo tenía un poco de vuelo y llegaba por encima de las rodillas. De la cintura para arriba era apretado y tenía la espalda el descubierto con una tira cruzada que la atravesaba, uniendo una parte del vestido a la otra.
Me encantaba ese vestido.

Alessio salió de la ducha con una toalla alrededor de la cadera.

Se me quedó mirando.

—Que bien te queda ese vestido, bueno, más bien todos.— sonrió y continuó su camino dirigiéndose a su maleta para coger la ropa como si nada.

Yo me preguntaba como hacía para decir esos comentarios tan fácilmente.

Fui al baño a maquillarme.

No me cargué mucho la cara pero sí que me pinté los labios de rojo, es que me apetecía y a decir verdad me sentía una diosa.
La mirada de Alessio no decía lo contrario.

Cuando ya estábamos listos los dos, fuimos a por mi coche y esta vez dejé que condujera él.

Le di la dirección de la casa y aparcamos al lado.

El volumen de la música se escuchaba desde afuera pero no era nada brutal comparado con los viejos tiempos. Tal vez era verdad eso de que habían madurado.

Pero me arrepentí al instante de pensar eso porque al entrar, la fiesta era parecida a las de antes. Solo un poco más... "Tranquila".  Había barriles de alcohol en cada esquina y había tíos bebiendo del revés, los típicos adolescentes liándose y metiéndose mano. La cola para ir al baño y los que se drogan en el sofá.

Finalmente la "pista de baile" que era el salón y estaba petada de gente.

Pero al asomarme al jardín vi la piscina con el doble de gente que en toda la casa chillando y con la música aún más alta. Era un descontrol.

Miré a Alessio que se reía de mi cara.

—Vaya mierda de fiesta.— murmuré.

—Venga, vamos a bailar.— dijo Alessio.

—¿Enserio?— cuestioné con cara de cansancio.

—Enserio principessa.— dijo él, agarrándome de la muñeca y arrastrándome a la pista de baile.

Bailamos por separado y a nuestro ritmo.

Fuimos a por alcohol y bebí un poco, él no porque tenía que conducir.

Hasta que la cosa comenzó a subir de tono , la música era cada vez más sensual y caliente, nosotros estábamos calientes también y yo me pegaba cada vez más a él.
Finalmente quedó mi espalda pegada a su pecho y mi culo pegado a su...
Ya sabemos a qué.

Bailé contorneando mis caderas lentamente, haciendo un baile muy sensual que le provocó una erección en segundos.

Bajé hasta el suelo quedando agachada y me levanté acariciando mis piernas en el proceso y pegando mi trasero de nuevo a su entrepierna.

—Aurora, para.— pidió Alessio pero no lo hice.

Entonces sentí sus manos en mis caderas, pegando sin miramientos mi culo a su entrepierna.
Acto seguido agarró mi pelo en un puño, haciendo una especie de coleta y tiró levemente para hacerme inclinar la cabeza, dejando mi cuello al descubierto.

Empezó a depositar besos cálidos en él y alguna que otra vez lamía. Restregué mi culo contra él.

Succionó fuerte y placenteramente, de tal forma que me hacía gemir y jadear. Eso dejaría una marca.

Entonces me separé de él, me volteé hacía Alessio y me acerqué a su rostro lentamente, rocé suavemente mis labios contra los suyos, creando sensaciones increíbles y una tortura dolorosamente caliente. Estaba a punto de hacerlo, a punto de besarle. Pero entonces alguien chocó contra mi, empujándome y apartándome de él.

Me giré para ver quien era y vi el rostro de Rebecca. Era rubia con ojos marrón claro casi verde. Tenía una figura esbelta, alta, rígida y muy bonita.

—Rebecca.— dije sorprendida.

Estaba igual que siempre.

—¡Aurora!— dijo envolviéndome en un abrazo demasiado simpático para ser ella, además tenía la voz chillona. Cosa que significaba que estaba ligando.

Obviamente con Alessio.

—¿Qué tal cariño?— preguntó aguda con una sonrisa demasiado falsa.

¿Ahora se preocupaba por mí?

—Bien, bien.— dije.

—Uy, ¿quien es tu amiguito?— preguntó con esa mirada y esa pose que conocía tanto, la de ligar.

—Es Alessio y nos habías interrumpido.— dije molesta.

Ya claro, sobretodo molesta. Para nada celosa.

—Oh vaya, en ese caso dejarme recompensaroslo.—

Estuve a punto de negarme porque conocía a Rebecca y era mala persona, pero entonces vi la cara de Alessio, que me decía que no pasaba nada por probar su madurez y que si no, nos iríamos.

Entonces acepté.

—Bien, ¿que quieres?— pregunté tratando de ir al grano.

—Bueno, ahora que ya son las dos y cuarto de la madrugada pues vamos a echar a toda esta gente y jugaremos a algo. Quedaros conmigo y otras personas.—

Miré a Alessio y su mirada me decía lo mismo que antes, que me quedara y probara. Que le diese una oportunidad.

—De acuerdo.— accedí.

—¡Bien!— dijo saltando de alegría y con la voz aguda.

Nos fuimos a los sofás que ya estaban desocupados y vimos como la gente se iba poco a poco.

Finalmente quedamos muy pocos. Se sentaron en los sofás y éramos: ...

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Nota de la autora:

Ups, os he dejado con la intriga. Bueno lo tendréis que leer en el próximo capítulo🫶🏼

Kisses 💋

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