18- Comida familiar

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La respuesta de Alessio me dejó horrorizada.

Mi madre le había preguntado qué cuántos días se quedaba aquí.

—Pues la verdad es que solo compré el billete de venida, así que no tengo prevista la vuelta.—

—¡Eso es magnífico Alessio! Podrás estar todo el tiempo que quieras con nosotros. Eres bien recibido, cuanto más tiempo mejor.—

Jodida mierda.

Yo quería que se fuese para no volver.

—Muchas gracias Julia. Te había echado de menos.— puto Alessio.

—De nada cariño mío. Aurora, ves enseñándole la casa a Alessio, tal vez no se acuerde y también dile a tus hermanos que ha venido.—

Genial, me tocaba a mí y no pude evitar poner mi cara de fastidio.

—De acuerdo.— dije de mala gana.

—Bueno Aurora, enséñame tu casa.—

Maldito estúpido e idiota Alessio.

—Acompáñame, como ya has visto nada más entrar está el salón y al lado la cocina, giras a la derecha y hay un baño. Después están esas gigantes escaleras, subes por ellas y en medio está el cuarto de mis hermanos, Leo y Luca, el cuarto de mis padres al fondo del pasillo. Y en el otro extremo está mi cuarto. Aquí es donde dormiremos.— dije ardida.

—Si es que dormimos.—

—Vuelve a decir eso Alessio, querido mío, y te mato.—

—Me gusta eso de querido mío.—

—Eres idiota y haré como que no te he oído. Finalmente aquí está el cuarto de invitados está justo al lado de mi habitación. En mi habitación hay baño, cuando estés en la de invitados tendrás que bajar al baño de abajo. Queda todo dicho. Ahora vamos a saludar a mis hermanos. —

Alessio tenía una sonrisa triunfante en su cara.

Fuimos al cuarto de mis hermanos y picamos antes de entrar. Estaban con la play jugando a algún juego de esos de matar. Muy bonito.

—Eh niños, aquí está un infiltrado en la familia.—

—¡ALESSIO!—

—¡¿Qué haces aquí tío?!—

—Me he venido aquí a vivir un tiempo, es que Aurora me invitó.—
Mentiroso.

—¿Te sigues llevando con ella? Es una pesada.—

—Sigo aquí Luca.—

—Claro, por eso lo digo, PESADA.—

—Bueno chicos, entre nosotros, un poco pesada si que es. Es que le gusto mucho.—

Jodido mentiroso.

Mis hermanos se rieron.

—Eso no es verdad.— dije como una niña pequeña pero todos me ignoraron, aunque Alessio me dedicó una sonrisa traviesa, pero el brillo de sus ojos que tanto extrañaba en secreto, había vuelto y me transmitía más cosas que su sonrisa pícara.

Eso me calentó por dentro, y no de forma cachonda, mal pensados.

—¿Os importaría que me una?— preguntó Alessio.

—Si porfavor, tenemos un nuevo juego que es la hostia.— dijo Leo tendiéndole en la mano el mando.

Y así como así, Alessio ya se había hecho con mis hermanos, quedaba mi padre. Espero que no me decepciones papá.

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