Prólogo

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#AceiteDeBroncear

Es la forma en que lo toca.

Sus manos tienen un efecto tan específico sobre ese cuerpo sensible. No siempre le gusta todo, pero así es la vida, ¿no? E incluso con el disgusto, a veces intencional, regresa. Es como si una cosa le perteneciera a otra, y solamente juntas alcanzaran su máximo poder.

Le gusta de hundirse entre esas piernas y explorar cada lirio que hay en el interior, siempre tan escondido. Es su paseo favorito. Tumbado en una cama mientras es follado, el dueño de las piernas se retuerce y clama por un beso en la lágrima que no sale de sus ojos.

El rostro cubierto, pero el cuerpo tan expuesto que hasta su intimidad no era más un misterio. Memorizó cada detalle de ese cuerpo único, por más que lo viera tan poco. Memorizó cada aspecto de la piel suave y colorada, del maxilar firme, de los hombros anchos y, finalmente, de la incógnita que era aquella obra marcada en su piel, como si fuera un lienzo pintado por Michelangelo en persona—y es cierto que el mismo se inclinaría por la admiración a ese hombre. Cada detalle contaba en aquella obra maestra, y no solo un tatuaje, peligrosamente similar a su portador. De las pocas veces que lo vio sin camisa, inevitablemente sus ojos caían en la imagen deslumbrante de aquel ángel y de su marca igualmente celestial. A pesar de eso, sus ojos brillaron incluso estando prisioneros  por una tela negra, y su boca aun causaba placer, incluso con su abertura limitada.

Son cuerpos sin rostros, pero cuerpos vivos, cuerpos en sincronía, cuerpos en llamas, cuerpos impuros, sucios, excitados.

Uno de ellos no habla, solo actúa y Dios, cuando sus piernas -su punto fuerte-  sofocan al otro, no protesta, solo cierra los ojos y siente como si estuviese en el mismísimo paraíso. Es un sueño.

Las despedidas son silenciosas. Sus miradas son silenciosas, uno sale primero y el otro después. Los pasos lentos y vacilantes indican que su cuerpo fue usado sin piedad, su energía fue drenada hasta que no pueda pensar en nada más. Es una pena… pero esa es su intención. Va por la experiencia, va por el dolor, por el placer, por la humillación, va por su liberación.

Un secreto de dos. Un encuentro fijado, dos veces dentro de treinta días. Sin atrasos, sin disculpas, sin descansos.

Algunas relaciones son así.


#AceiteDeBroncear


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