03 | Meet the lips and the eyes

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#AceiteDeBroncear

Volteándose para conocer a uno de los tantos Jeon de aquel lugar, Jimin tuvo que dar dos pasos hacia atrás al percibir que estaba demasiado cerca de Jungkook.

Haewon era bonita e imponente, pero su hermano lo era mucho más.
Y tenía algo en su mirada que Jimin nunca vio en nadie además de él.

Cuando sus tímidos ojos descendieron discretamente por el cuerpo esculpido de aquel hombre, pudo notar su corazón acelerándose, hasta que perdiera la concentración y sus marcas ardieran nuevamente.

Al verlo a los ojos por segunda vez, los labios de Jimin se presionaron uno contra otro, antes de que su cuerpo se contrajera y se debilitara un poco, los gestos torpes  totalmente visibles para alguien atento.

No era posible. No, mil veces no.

Eran los ojos. Era tal poder.

—¿No dirás nada, Jimin?—Jihyun forzó una risa, intentando romper el silencio casi mortal.

Jimin, esforzándose para enfocarse en solo mirar a su hermano, abrió la boca dos veces sin poder decir nada. A la tercera vez, pudo dejar salir:

—Un placer.

Placer.

Jungkook innegablemente sonrió aún más, ante la nítida confusión que se estableció en el rostro de Park cuando lo vio a los ojos.

Con sonrisa ladina, Jungkook lo miró descaradamente de arriba abajo y extendió su mano hacia el chico.

—El placer es mío, Jimin.—Dice de forma firme, manteniendo una sonrisa mínima. Nadie además de Park necesitaba captar el tono absolutamente malicioso de Jeon en una frase tan simple.

El placer era de él.

¡Ah, de hecho lo era! ¡Vaya que lo era!

El ambiente alrededor se tornó súbitamente pesado y solamente un tonto parecía no percibir eso.

Haewon soló un carraspeo leve y pasó los brazos alrededor de la cintura de Jihyun, sonriendo educadamente.

Jihyun describió a Jimin como reservado, Haewon describió a Jungkook como serio. Eran visiones de los propios hermanos un tanto vagas, una vez que el clima se sintió tan incómodo con uno en la presencia del otro.

Jimin miró aquella mano, y cielos, hasta tenía la marca de una mordida. Mordida fuerte que él mismo recordaba haber dado en la mano del contrario la última vez. Aquella mano…

Evitando verlo por todo lo más sagrado, Jimin apretó su mano, inclinándose levemente, saludándolo.

Tenía hasta la textura de la piel… Maldición, solo podía ser un sueño, ni siquiera tenía una explicación lógica. No.

—Hm… Jungkook es un gran abogado, Jimin. Toda su familia lo es, realmente increíble.—Jihyun comentó, y mierda, Jimin no quería saberlo, ni siquiera quería volver a mirar a la otra persona.

Jungkook mordió su labio, conteniendo su creciente sonrisa cuando sintió la textura suave contra su piel.

Era fácil asociar que Jimin era su chico. No se preguntaron los nombres, no intercambiaron datos y no mostraron los rostros en la búsqueda de un escape de una relación “normal”. No eran novios, pero la verdad tenía que ser dicha, la intimidad hizo que se conocieran sin siquiera verse. Y, por la textura de la piel, por la forma en que sus mejillas se ruborizaron y por como desvió los ojos, Jungkook supo que era él, porque conocía cada detalle de ese cuerpo.

Wheeler-DealerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora