Capítulo 11

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Otro fin de semana en el cual los dos no pasamos en casa, cada uno por su lado, quiero disfrutar que al fin me libre del préstamo universitario.

Estamos en un bar y un chico se acerca y nos vamos.

Hoy es lunes y me encuentro en la oficina.

-Alex, llegaron estas flores para ti -me dice Shirley.

Miro extrañada y le agradezco, quién me mandaría flores? Veo la tarjeta y es de Sebastian, el chico con el que estuve este fin de semana. En la tarjeta dice -Ojalá podamos repetirlo- a lo cual mis mejillas se vuelven como un tomate.

-Y esas flores?- salto del susto, tras mio estan Evan y el señor Gunderst.

Pienso por un segundo y mis manos sudan -Me las envio Evan, gracias- le digo y le doy un pequeño beso en sus labios y entro a mi oficina conteniendo la respiración.

Dios! De la que me he salvado.

Evan queda en llevarme a casa con él.

-Vamos?- asiento- No vas a llevar tus flores?- dice enojado.

-No, aquí están bien- respondo sin entender su enojo.

Espero no me pregunte quien las mando.

-Tienes novio?- regreso a verlo extrañada.

-De qué hablas? Claro que no.

-Yo no estaría mandando flores a un chica que no es nada serio.

-Es que los demás no son como tú, que solo las quieres una noche, hay quienes si son romanticos- digo muy cerca de su cara.

Se da la vuelta y voy tras él, llegamos a casa sin decir nada.

No entiendo porque se enojó, no puede estar celoso si él hace lo mismo, no es mi culpa que haya chicos que si se han románticos aunque no sea nada serio.

Hoy es jueves y Evan sigue enojado conmigo. No tengo que darle explicaciones así que no hago nada al respecto, además no me amargo mi día porque hoy tengo una cita con Sebastian.

El realmente me gusta, no para nada serio, evidentemente, pero es un chico muy agradable y guapo, me gusta estar con él.

Estoy en mi oficina y entra Evan.

-Necesito la información de la señora Williams.

-Esta bien, dame un momento para terminar.

-Espero- dice sentándose en una de las sillas.

Pasan los minutos y veo que no me quita la mirada. Estoy sumamente incómoda, este hombre me pone nerviosa.

-Puedes dejar de verme? No me concentro así.

-Te pongo nerviosa?- me pregunta levantándose.

-No, pero necesito concentración.

Se encorva poniendo sus dos manos en los porta brazos de mi silla.

-Y por qué tu respiración esta tan acelerada?- acerca su cara más a la mía.

Esbozo una risa de nerviosismo- Ya déjame hacer mi trabajo- digo empujándolo.

Me coje de la cintura y me para haciéndome quitar de mi lugar y se sienta él en la silla.

No entiendo que hace. Ahora vuelve a sujetarme de la cintura y hace que me siente encima de él.

-Por qué haces esto?- digo riendo de nerviosismo.

-Asi estarás más cómoda para trabajar.

-Ya en serio, qué mosca te pico?

Vicious LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora