Amigos

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— Y ahí se va mi dinero a la basura.

Suga y Hoseok caminaron por la plaza desierta después de la película, tomados de la mano. Disfrutaban del lugar con todas las tiendas cerradas y su aire de fin del mundo. Hablaban de la decepción de la película, debatiendo si realmente había valido la pena por completo.

— No fue tan mala, sigue siendo aterradora —Hoseok comentó seriamente. Suga, a su lado, soltó una risa irónica.

— Para ti todo es aterrador —Suga se mofó y Hoseok resopló enojado.

— Bueno, al menos tengo una opinión diferente, señor amargado.

— ¿Amargado? —Suga se detuvo abruptamente a reír incrédulo y Hoseok lo jaló para seguir caminando. El más pálido lo miro con ternura, aún enojado por el comentario.

— El que se enoja pierde —Le dijo pícaro Hoseok.

Suga rodó los ojos siguiendo con esta estúpida rutina que tenían, Hoseok siendo el único en su vida que le hacía sentirse con tanta seguridad. Tal vez era tanto tiempo como amigos lo que le daba la libertad de compartir estas cosas que amaba, como caminar por centros comerciales a altas horas de la noche para evitar ataques de ansiedad social.

Miro debajo de su hombro al pelirrojo que todavía sostenía una papa frita entre sus labios, sin atreverse a morderla porque era la última. En una idea loca colocó su mano en la mejilla de su amigo y se acercó peligrosamente, sintiendo la respiración elevarse en el momento en el que tomó la papa entre sus propios dientes, robándola de las fauces del otro.

— ¡YAH! —Hoseok se quejó, pero Suga solo rio— ¡Era la última!

— Lo sé...

— Desgraciado —Hoseok lo maldijo y Suga rió ronco.

Siguieron y al poco tiempo vieron una serie de luces con una música molesta en una de las columnas de la entrada, Suga jaló a Hoseok a la fuerza.

— Mira —Suga señaló lo que resultó ser una máquina de garra con peluches de colores enormes— vamos a jugar a eso para compensarte.

— Ok —Hoseok respondió fingiendo un tono de orgullo, aun cuando sabía que las máquinas de peluches eran su debilidad

Los dos se acercaron y Suga sacó unas monedas, iniciando el juego. La primera ronda Hoseok perdió por completo, logrando solo mover un tonto elefante rosado; la segunda vez Yoongi intentó atrapar a un alce, pero falló de forma épica; y por último, a la tercera, Hoseok tardo media hora en mirar diferentes ángulos para atrapar una bola blanca sin forma aparente en el centro de la máquina.

Presionó el botón y para su sorpresa capturó el círculo afelpado, soltando un grito cuando no se cayó en su lugar sino en el cubo de recibimiento, indicando que lo había ganado.

—¡Lo hice Suga! ¡Lo hice! —Hoseok saltó de alegría y jaló a su amigo, antes de agacharse a recoger lo que se descubrió como un gato gordo de cara graciosa. Hoseok lo abrazó como si le hubiera pertenecido desde la cuna— ¡Es genial! ¡Mira! —se giró para dejar que Suga lo acariciara con una media sonrisa.

— Tierno. Deberías ponerle un nombre.

— Fácil, se llamará Min —Hoseok dijo confiado, Suga levantó una ceja.

— ¿Por?

— Porque su papá se llama así.

— ¿Yo soy el papá? — Suga retrocedió confundido, Hoseok rio.

— Pero claro, tu pagaste, te toca algo de crédito.

Suga sonrió por completo, dejando ver sus preciosos dientes, al tiempo en el que ofrecía de nuevo su mano para continuar por el camino. Sin embargo, en su lugar, Hoseok lo tomó por el antebrazo como si fuera un caballero para caminar hasta la salida, donde tomaron un taxi devuelta a casa.

Enmedio del camino el teléfono de Hoseok sonó. Él lo sacó, combatiendo el sueño que lo había obligado a recargar su cabeza sobre el hombro de Suga, y contestó sin siquiera ver quién era.

— ¿Bueno? 

— Hobi-ah... —La voz delgada y ronca se escuchó, haciendo que Hoseok se irguiera de inmediato.

— ¿Soobin?

— Se ha ido con alguien más Hobi-ah...me ha dejado sólo en esa estúpida fiesta para hablar con él y luego me llamó un taxi para llevarme a casa, me odia...

— Wow, espera —Hoseok trató de calmar a su amigo que hiperventilaba con cada palabra, Suga lo miró preocupado—, con calma, dime qué pasó.

— Él fue a una fiesta Hobi-ah, y yo me ofrecí a ir con él porque dijo que tendría una cita...pensé que podría distraerlo, pero soy un idiota, él se quedó viendo a alguien todo el tiempo y luego se fue con él...me dejó sólo y yo hice todo para que me notara, pero solo quería al estúpido chico feo —La voz del otro lado explicaba como si hubiera acabado de correr un maratón: con pausas apenas notables, las palabras arrastradas y lágrimas que humedecían cada borde doloroso de su pronunciación.

— Soobin cálmate.

— No, es que tu no lo entiendes...llevo tres años con él...desde la preparatoria todo lo que quise fue hablarle, y ahora que por fin lo hago nunca parece notarme...yo...

— Soobin, estás ebrio. Vete a dormir, llama a tu hermano y vete a la cama. Mañana en el almuerzo hablamos ¿de acuerdo? —Hubo un silencio, luego un quejido.

— Sé que soy patético y no quieres escucharme.

— No me refiero a eso —Hoseok se talló la cara—, ahora es muy tarde y estoy apenas volviendo a mi dormitorio, estoy exhausto y no tengo energía para... —entonces la línea se cortó sin previo aviso, dejando a Hoseok con la palabra en la punta de la lengua— ¿Hola? ¿Hola? ¿Soobin? Soobin, ¿estás ahí?

Se quitó el teléfono del oído y vio como la llamada había terminado, guardó el teléfono con furia.

—¿Quién era? —Suga preguntó y Hoseok sólo suspiró.

— Un amigo, borracho, y con problemas amorosos —Hoseok bufó harto de todo el drama—. Es un asco.

— Lo dices porque no estás enamorado de nadie, pero sabes que es horrible —Suga lo miró con una sonrisa y Hoseok rio grave.

— Sé que horrible —Se enderezó y miró a Suga— por eso te tengo a ti: evitas que me enamore.

Cercanos - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora