Te robarán

170 22 0
                                    

Aprender lo que es no poder soltarse de manos, a pesar de que lleven más de dos horas caminando en círculos y ambos tengan que ir a casa para resignarse a ver al otro hasta el día siguiente, fue lo más difícil que Jimin y Jungkook pudieron hacer en sus vidas.

Después de haber comido, se dedicaron a pasear simples entre las calles; sin palabras más que una broma ocasional o alguna pregunta sobre los comercios locales. Se creía que la compañía era suficiente para mantenerse en el camino correcto, aún sin saber a dónde se dirigían con claridad.

Pero el tiempo avanza más rápido de esa manera, y antes de que ambos se dieran cuenta un teléfono interrumpió su encuentro; obsoleto ante el objeto de permanencia, aquel timbre sonó sin parar hasta que Jimin sacó el molesto aparato de su bolsillo, respondiendo a regañadientes mientras Jungkook no paraba de mirarlo en admiración por lo bello de sus facciones.

— ¿Qué?

— Vaya, no me contestes con tanto amor —Jimin rodó los ojos al por la voz de su padre— ¿dónde estás?

— Afuera —Respondió sin más ánimos, la voz del otro lado del teléfono resopló.

— Jimin, hablo en serio.

— Yo también, te dije que estoy afuera, padre —Jimin volteo a Jungkook, quién, en el momento en el que cruzó miradas, se quitó con una tos sonrojada.

— Necesito que regreses a casa, hoy.

— Muy ocupado —Jimin respondió mientras peinaba el cabello fuera de la cara de Jungkook, con intenciones de verlo un poco más aunque lo haya dejado ponerse la mascarilla de nuevo, pues así se sentía más cómodo.

— ¿Qué puede ser más importante que tu familia?

— Estoy con alguien —La voz del otro lado rio amargamente.

— ¿Follar es más importante? —Jimin se quitó de la vista de Jungkook soltándolo de la mano, sin querer que este viera como su cara de oscurecía.

— Sí, adiós.

Jimin colgó el teléfono dispuesto a apagarlo después de ver la hora en la pantalla principal. Jungkook lo miró con curiosidad mientras regresaba con una sonrisa a la palma vacía de su chico del autobús.

— Creo que es hora de llevarte a tu dormitorio, Jungkook-ah.

Jungkook no quería irse, pero de todas maneras asintió y siguió a Jimin por el camino sin preguntar o quejarse, porque el que caminara al lado suyo ya era demasiado para él. Llegaron a su edificio poco tiempo después, pero Jungkook detuvo a Jimin en la entrada.

— No entres —Jungkook dijo en un susurro, Jimin se inclinó hacia él.

— ¿Por qué? —Jimin susurró de vuelta en tono juguetón.

Jungkook se mordió el labio debajo del cubrebocas.

— Te verán, y te robarán —Jungkook explico, y luego se sintió patético. Jimin sonrió.

— ¿En serio? ¿Y no quieres que me roben?

— N-No —Jungkook respondió nervioso.

Jimin miró alrededor fingiendo ser un espía secreto dramáticamente, y luego tomó el brazo de Jungkook, jalándolo a través de los edificios hasta un callejón vacío y vagamente iluminado. Allí lo estampó contra una pared, poniéndose arriba para protegerlo con sus brazos. A Jungkook le temblaron las piernas con la vista de la barbilla del rubio, su mandíbula y su cuello; tragó saliva.

— ¿Q-Qué haces?

— Nadie puede verme ¿o no? —Jimin dijo con una sonrisa, Jungkook parpadeó confundido— Esta es la mejor manera entonces.

— De acuerdo, pero... ¿por qué me trajiste también? —Jimin se inclinó hasta quedar pegado a la oreja del chico, susurrando con voz grave.

— Porque si no quieres que me vean eso tiene un precio —Jimin se separó y Jungkook lo miró intrigado.

— ¿Qué?

— Debes salir conmigo de nuevo, mañana en la tarde —Jungkook se acomodó el cubrebocas y se remangó.

— Pero tengo taller en la tarde, el profesor me quiere ahí, y mi padre...

Jimin llevó una mano al borde del cubrebocas y miró a los ojos oscuros para pedir permiso, cosa que fue concedida con un asentimiento de cabeza. Bajó la tela delgada y se quedó a milímetros de la boca del otro cuando dijo:

— Entonces en la noche, ¿puedo ir a visitarte? —Jungkook hizo un puchero preocupado, Jimin entendió— Cuando todos estén dormidos y no haya nadie, ¿estás en el primer piso no? Será sencillo subir entonces —Jungkook lo miró espantado y cautivado al mismo tiempo, sin poder creer que Park Jimin estaba ahí, ofreciéndose a visitarlo en la noche, a él—. No aceptaré un no por respuesta.

Jungkook lo pensó fuertemente, pero decidió asentir luego de un momento.

— Buen chico.

El cumplido les acusó mariposas a ambos, obligándolos a unirse para un pequeño roce de labios con los ojos cerrados; sin ninguna pista de experiencia y dulce deseo. El mayor se dejó llevar hasta que Jungkook reunió el coraje de abrir su mirada y salir corriendo treinta segundos después, dispuesto a limpiar todo el desastre que había en su dormitorio.

•┈┈┈┈┈┈┈•⋆• ✧ •⋆• ┈┈┈┈┈┈┈•

Jimin se levantó con una sonrisa al día siguiente, pensando en todo lo que había ocurrido el día anterior: en el chico del autobús, sus lunares, sus ojos, sus nervios, su cara cuando le había dicho que creía estar enamorado...empezaba a creer que todo era una mentira, porque se estaba dando cuenta de que realmente quería al chico, sintiéndose feliz por pensar que era mutuo.

Se vistió lo mejor que pudo y organizó la maleta con sus cosas. Se estaba quedando en casa de Joonsuk luego de pelear con su padre por una estúpida cena familiar, solo pensar en eso lo hacía querer volver a dormir.

Su padre había estado actuando totalmente chiflado con la idea de los estudios de Jimin luego de recibir la noticia de que había reprobado el examen diagnostico menstrual de la universidad; ni siquiera era la gran cosa, pero él había hecho todo un desastre, convirtiendo su casa en un infierno donde cada que se le dirigía la palabra era para ofenderlo, burlarse de sus gustos o hacer comentarios arteros en contra de su apariencia o constancia en las prácticas de baile.

La cosa había llegado a tal punto que no tuvo más opción que irse, con la amenaza de perder cualquier apoyo económico; y ahora, su padre lo acosaba constantemente con volver a casa una y otra vez sin descanso.

Era algo que no quería recordar pero que tampoco salía de su cabeza cada que se miraba en el espejo. Quería arreglar las cosas con su padre, en serio que sí, pero a veces parecía imposible: no se puede entender sin querer escuchar.

— Hey, Jimin-shi —Jimin volteó al marco de la puerta, donde Joonsuk lo miraba con una ceja levantada mientras se secaba el cabello con una toalla, completamente vestido—, deja de fantasear y ven a desayunar, hoy hay practica de estatales.

— En un minuto —Jimin contestó y Joonsuk se fue cerrando la puerta. El rubio terminó de arreglarse y cubrió el espejo con una playera sucia antes de salir de la habitación.

No valía la pena pensar en cosas innecesarias: esa noche vería a Jungkook otra vez, y todo estaría bien.

Cercanos - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora