Caricias leves

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Jimin aprisionó la boca de Jungkook de inmediato, sin perder más tiempo con él entre sus brazos. Recorrió con su lengua hasta reunir el coraje de morder los hermosos labios del menor, recordando lo mucho que había querido este momento.

Jungkook gimió sumergido en el dolor y placer que le provocaba estar en una posición tan vulnerable, y con el rubio que tanto le gustaba; dejó que su cuerpo se acostumbrara a las manos de Jimin, que le recorrían con necesidad, jalando su playera por encima de su abdomen y volándose en su piel, dejando no más que pequeños espasmos de electricidad. Su estómago se calentó, soltó un jadeo.

Jimin aprovechó el momento para meter su lengua en la boca inexplorada, queriendo robarlo por siempre, al tiempo en que sus manos exploraban el estómago y trazaban el camino hasta los pezones ya erectos. Se bebió un último suspiro antes de agacharse a lamer el vientre contrario, dejando a Jungkook recuperado el aliento.

La lengua húmeda trazó un camino de saliva hasta el pezón derecho de Jungkook, quien tomó el cabello rubio entre sus manos como un consuelo ante el juego de chupetones que se librara en su pecho delgado. Su inseguridad tuvo lo mejor de él, y por un momento trató de jalar su playera por debajo, no queriendo que alguien como Jimin viera lo patético de su cuerpo; sin embargo, Jimin fue más rápido y tomó sus manos, entrelazando los dedos y llevándolas hasta el borde del lavabo.

Jimin succionó lo mejor que podía el pezón rosado, antes de dejar un pequeño beso seguido por más pequeñas declaraciones labiales alrededor del pecho, luego la clavícula, marcando cada hueso, y por último el cuello. Con sus manos aprisionó la cabeza para abrirse espacio en los pedazos de piel, sintiéndose a sí mismo reaccionar por las pequeñas maldiciones de su nombre en la boca que tanto había deseado.

Jungkook estaba sumergido en su propio éxtasis, abrumado por todas las nuevas sensaciones de la mano de quien tanto había imaginado sobre su cuerpo; cuando Jimin lo tomó de las piernas y sin previo aviso lo subió por completo al borde del lavabo antes de separarse para quitarse la playera. 

El más joven tragó saliva ante la vista del pecho, felicitándose por haberlo imaginado tan realísticamente sólo con los contornos sudorosos de sus playeras cuando lo veía saliendo de práctica.

— Ahora tu —. Jimin dijo con voz ronca, mandando pulsaciones a todos los rincones bajos de su chico del autobús.

Jungkook no supo cómo reaccionar, temeroso se dijo que no tenía por qué retroceder ahora, pero se recriminó por el momento tan intenso en el que se encontraba, sin detenerse por sentido común.

— Jimin... — Jungkook llamó, sin saber qué hacer.

— ¿Qué pasa? — Jimin se acercó de nuevo y llevó una de sus manos a la mejilla suave del chico de voz melodiosa — ¿no quieres hacer esto conmigo? Podemos detenernos si quieres.

— No —, Jungkook negó fuertemente antes de poner sus manos en el pecho de Jimin, sorprendiéndose por cuan duro se sentía — sí quiero.

Quiso decir que tenía miedo de no volver a verlo, que no podría simplemente entregarse así, que realmente lo quería. Pero no tenía uso hacer ninguna de esas cosas; lo más que podría hacer es dejarse llevar ahora sin arrepentirse después, dejar que avanzara lo más posible así pudiera lastimarlo; después de todo ese momento era lo que más había anhelado, y no podía darse el lujo de irse porque no sabría si alguien más querría acercársele o peor aún besarlo después.

Entonces lo único que consiguió fue tomar aire, subir lentamente su playera y pasarla sobre su cabeza, dejándose ver por completo. Jimin lo miró un momento: su figura delgada y sensual, los tatuajes en su piel con formas tan seductoras que no pudo contener una sonrisa traviesa; todo de su chico del autobús era apolíneo.

Cercanos - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora