Regreso

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Dos pares de piernas sentadas en el borde de una cama, mirando a diferentes direcciones sin saber qué decir.

El dueño de una de ellas sosteniendo una bolsa de hielo en su adolorida cabeza, lleno de un cansancio peculiar mientras mira alrededor, embelesado por la cueva extraña: Llena de dibujos y posters de cantantes, era toda una entretención detenerse en los pequeños desastres, en el desorden sobre el escritorio con tantos libros gordos, uno de los cuales yacía con la pasta doblada, luego que se usara como arma irónica.

El otro cuerpo tenía las manos unidas en el regazo y solo podía mirarse tímidamente los pies, arrepintiéndose por haberse defendido como lo hizo.

— Hubieras avisado que venías —, el chico hecho bola pronunció casi en un susurro — casi me matas del susto.

— Y tú casi me matas, literalmente —, Jimin se quejó exagerando un poco para ver la reacción del chico, que resultó ser un ligero gesto de arrepentimiento — quería que fuera una sorpresa.

— Odio las sorpresas —. La afirmación llego como un golpe, Jimin se giró borrando su sonrisa, lo escaneo.

— La próxima vez te daré algo mejor.

Jungkook saco una sonrisa débil antes de levantarse para quitarse el saco mojado de los hombros, como para sentirse al menos un poco en control enfrente del chico por el que había estado vulnerable todo ese tiempo; al moverlo arriba de su rostro se sorprendió por el olor profundamente impregnado de aquel chico que hacía una hora le había hecho sentir tan confundido consigo mismo. Se preguntó si había llegado a casa a salvo.

— Te extrañé, Jungkook-ah — el mencionado se giró en su ligar, clavando por primera vez la vista en los ojos del chico frente a él, tan distantes y escondidos — ¿y tú?

— Te fuiste sin decirme nada.

Jimin se quitó el hielo dejándolo sobre la cama, luego resopló.

— No me fui porque quería.

— ¿Entonces por qué no llamaste? — Jimin entornó los ojos.

— No sabía que querías que lo hiciera.

— ¿Es en serio? — Jungkook resopló, harto de esa mirada que lo volvía débil, apretó el saco en sus brazos — ¿Crees que no quería una explicación?

El chico rubio bajó la cabeza, Jungkook dejó el saco a un lado y se quitó los zapatos con furia.

— Para que sepas, no es nada de lo que estás pensando.

Una sonrisa burlona más por sí mismo que por el comentario irrealista se asomó en la boca de Jungkook.

— No sabes que estoy pensando —. Jungkook respondió sereno, casi neutral. Eso asustó a Jimin hasta los huesos.

Iba a decir algo más pero un teléfono sonó desde arriba de la colcha, Jimin sostuvo el ruidoso aparato en sus manos y leyó Taetae sobrepuesto sobre la foto de un chico de sonrisa cuadrada que sostenía a Jungkook del cuello sin molestias. Acercó la imagen un poco y se aseguró de que no estaba equivocado; porque conocía la cara del sujeto.

En un impulso respondió la llamada colocándose el teléfono en el oído.

Jungkook... — las palabras eran pesadas, Jimin reconoció el tono de inmediato: era dolor — Jungkook lo siento, por favor no te enojes conmigo, ¿llegaste bien a casa? Hoseok me dijo que se iría con Suga para dejarnos solos hoy...no esperaba que te enfadaras conmigo —, Jimin se mordió la mejilla interna mirando fijamente a Jungkook, que frente a él apretaba los nudillos — Jungkook, lo que dije es en serio...yo...no sé qué más hacer para demostrarte cuanto me importas...sería el mundo si aceparas que me quieres de una vez... ¿escuchas? — Jungkook se acercó lentamente hasta tomar el auricular, pero Jimin lo quitó, poniendo la llamada en altavoz sin descaro, sabiendo perfectamente que no se atrevería a acercarse para cortar la patética llamada — ¿Jungkook? — Jimin miró al mencionado seriamente.

Cercanos - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora