El hijo de Thor #1|N. Horan| En edición.

52 'Déjame morir'

Despierto sin saber donde estoy, tardo un par de segundos en recordar donde estoy, es Asgard, me levanto de la cama y camino hacia la puerta, antes de que logre abrirla entra Steve.

-Hola linda –dice y besa mi frente.

-Buenos días –le sonrió.

-¿Estas hambrienta? –Me pregunta y asiento –Tengo lo que necesitas –dice y acerca una bandeja color oro que escondía detrás de la puerta.

-Delicioso –digo al ver un platón de frutas, pudin y galletas. Me siento en la cama con él a mi lado y devoro la comida como si mi vida dependiera de ello, salvo que si lo hace, no he comido en casi tres días –Gracias –el asiente y baja la cabeza – ¿Pasa algo?

-En realidad sí.

-¿Quieres contarme? –Solo hace una afirmación –Vamos Steve, dilo.

-Debemos volver a Midgard.

-Debemos ¿Quiénes?

-Todos, nosotros.

-¿Nosotros?, es decir él también ¿sí?

-No linda, él debe quedarse en su reino.

-Claro, entiendo –digo mientras trago un pedazo de manzana y siento como se queda en la mitad de mi garganta.

-¿Segura?

-Sí, no es como que yo pensara que él regresaría con nosotros, me refiero a que este es su reino y tiene cosas que hacer –miento.

-Así es, me alegro que entiendas.

-Gracias por el desayuno –trato de sonreír, pero de mi rostro solo sale una extraña mueca.

-No hay de que –se levanta –te dejo para que comas.

-Espera, ¿Cuándo partimos? –finjo cierto desinterés.

-Esta tarde o mañana, ¿Qué prefieres?

-Esta tarde –bajo la mirada, entre más rápido me aleje de Niall, todo será más fácil.

Paso un par de horas sentada en la cama, luego paso a la ventana y me acurruco en un rincón de la pared, he evitado salir en todo el día, lo que menos quiero es ver a Niall, ¿Cómo puede ser tan cobarde? Espere que por primera vez lucháramos juntos, solo quise tener un relación estable con él, no puedo decir normal, porque ninguno de los dos somos normales, pero esto es el colmo.

Solo quiero que llegue la tarde para irme de aquí, fingir que nada paso y regresar a las terapias de un psiquiatra que me ayude a pensar que por lo menos no estoy loca. Suspiro pesadamente al notar que el día parece no querer acabarse. Alguien golpea la puerta, ¿podrá ser él?, no pienso en abrir, pero al parecer mi invitado tiene algo importante que decir puesto que golpea de nuevo la puerta.

-Adelante –digo y no aparto la mirada de la gran ventana.

-¿Elizabeth?

-¿Qué quieres? –suelto sin pensar las palabras.

-¿Qué ocurre?

-¿Me preguntas que ocurre?, vamos Niall, es como si no lo supieras.

-¿Estas mal por eso?

-Te parece poco –suelto y giro mi rostro para encararlo – ¿Es enserio?

-El capitán, me dijo que estabas perfecta, que no te había afectado.

-A él puedo mentirle, pero no a ti, no esta vez.

-Yo...

-Basta, no lo digas, solo que esperaba más de ti –me encojo de hombros –pero no tienes que preocuparte, ya estoy acostumbrada a este tipo de cosas y una ilusión rota más, no hace el cambio.