19 'Agua, Espuma y besos'

10K 689 207
                                    

Elizabeth

Por fin es sábado, la ropa sucia es incontable, la casa está hecha un desastre, tengo una herida de dimensiones mutantes en mi frente y hace un día creo que le confesé mi amor a Niall, al decirle que lo quería el solo respondió con tres simples palabras ‘Espero que sí’. Despierto  a las 8, estoy cerca del borde de la cama, gracias a que Niall está, prácticamente estirado sobre toda la cama.

Es momento de hacer la colada, me coloco una camisa negra y un short de tela, recojo mi cabello en una coleta y bajo con el cesto de ropa de color, el pequeño patio es casi invisible, pero al abrir la puerta la lavadora y algunas otras cosas caben perfectamente.

-¿Elizabeth? –siento que me llaman – ¿Dónde estás? –pregunta lanzando un bostezo.

-Aquí estoy –digo un poco fuerte para que el rubio me encuentre.

-¿Cómo estás? –pregunta al llegar a mi lado, levanta un pequeño mechón de cabello que cubre mi vendaje y acaricia mi rostro.

-Bien –suelto – ¿Qué tal tu?

-Tengo hambre –ríe.

-Eso es normal en ti –espeto.

-¿Qué haces? –pregunta con sumo interés.

-La colada.

-¿Qué? –enarca una ceja.

-Lavo la ropa –le sonrió.

-¿Por qué no hacen eso los sirvientes? –pregunta con la dulzura clásica de él, creo que tiene un poco de obsesión con los sirvientes.

-No tengo sirvientes, ¿no lo has notado? –digo sarcástica.

-Puedo traer unos de Asgard ¿quieres que lo haga? –dice y se recuesta en la pared. Desde la noche de mi pequeño accidente, no ha vuelto a dormir con camisa, eso es realmente desconcertante. Mi mirada se queda en sus abdominales, hasta que el tose falsamente.

-No, Niall no necesito sirvientes puede hacerlo yo –me giro y toco los botones necesarios para que la lavadora comience a arrojar agua.

-Es como la ducha –dice embelesado.

-Lo es –sonrió, llaman a la puerta.

-¿Puedo ayudarte? –pregunta entusiasmado.

-Claro, en cuanto el agua llegue a este nivel –indico el nivel dejando una pequeña marca de agua en el frio metal –coloca el jabón –le acerco la bolsa de jabón –ya regreso, iré a la puerta.

Camino hacia la puerta, lanzo una mirada fugaz al rubio, tiene lista la bolsa de jabón en polvo, no aparta la mirada de la lavadora y con su mano libre juega con el agua.

-Buenos días –dice una dulce anciana luego de que abro la puerta.

-Buenos días –respondo, es mi vecina.

-¿Cómo va todo señorita Hamilton? –pregunta cortes.

-Perfecto –sonrió – ¿en qué puedo ayudarla? –trato de no sonar  grosera, creo que surtió efecto.

-Debo salir de casa unos días, el otro mes, no quiero dejar mi casa sola –el próximo mes es en una semana, salgo a vacaciones de verano – ¿podrían usted y su novio vigilarla por mi? –espeta con su dulzura de ancianita.

-Claro, pero él no es mi novio –digo con pesar.

-Disculpe –dice honesta –y se lo agradezco mucho –me sonríe y se retira –Hasta luego –dice y se despide con la mano.

El hijo de Thor #1|N. Horan| En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora