El hijo de Thor #1|N. Horan| En edición.

10 'Hasta luego'

Estoy completamente en blanco. Este sujeto es verdaderamente atractivo,hace que mi cuerpo tiemble. Es nada más que el mismo Thor aunque en mi defensa no es nada parecido a lo que mi mente había creado. La mujer sentada aún en su trono, me mira impaciente, podría decir que molesta. El otro hombre no da su cara y no logro saber quién es o tan siquiera reconocer sus facciones.

—¡Una mortal! —dice Thor, entusiasmado. Se acerca a mí, toma mi mano y la besa — ¿A qué debo el honor? —me mira fijo con una sonrisa que ocupaba la mitad de su rostro.

—Y-yo — Tartamudeo —, no sé como llegue —digo —.  Pero si tu eres Thor...  — Sonrió y me siento estúpida, sin saber cómo terminar la frase.

—Realmente soy yo — Apunta, me mira su sonrisa no se borra. Jane, instintivamente pienso en ella y no sé si mencionarla.

—Jane — Mi cerebro me traiciona y digo su nombre en voz alta, error. La mujer que segundos antes reposaba en su trono ignorándome, para mi suerte, salta frente a mí.

—Ese nombre no se pronuncia en Asgard — Dice casi escupiendo las palabras, podría decir que  su voz sale entre un gruñido. Coloca una lanza de tal vez un metro de largo o más en mi cuello, retrocedo sin pensarlo dos veces, el dolor en mi pierna me hace gemir.

El chico rubio grita algo, lo dice tan rápido que me es imposible reconocer sus palabras.  Extiende su brazo y un martillo llega a  su mano. Salta de su trono y se para a mi lado, la mujer me ignora, de nuevo. Abre sus ojos, lo mira con ira y cierta tristeza. ¿Qué pasa? Pregunta mi mente.

—¿Te atreves a llamar al Mjolnir? ¿Ante tu madre? — Pregunta, mi mirada esta en el suelo, me siento tremendamente avergonzada y no entiendo porque ese chico me ha defendido —. Y todo por esta mortal —  Volvemos a lo mismo. La mujer coloca su arma en mi garganta obligándome a mirar el techo, es una posición realmente molesta.

—Madre — Dice, el chico de manera muy calmada, su voz es melodiosa y muy calmada —, no quiero sonar grosero, ni faltarte al respeto, pero todo lo que respecte a esta mortal es mi problema —No quiero mirarlo, no puedo hacerlo por dos razones, primera, ella no baja su arma y no quiero cortarme la garganta, segunda, con sólo escuchar su voz siento como mis mejillas arden —. Así que te pido cortésmente que bajes el arma, no quiero...  — Antes de que complete lo que dice, se ve cruelmente interrumpido.

—Sif —dice Thor, reconozco su voz profunda más no puedo verlo —, baja el arma. Creo que nuestro hijo — ¿Hijo? Mi mente esta atónita, todo se convierte en un manojo de preguntas y confusiones —, nos debe una explicación. 

Sif, efectivamente aleja su maldita lanza, de mi garganta, aún así su mirada sobre mí es intimidante y no logro sentirme tranquila. Decido correr hacia un lugar seguro, ese es Greg. Comienzo un camino hacia el moreno, doy un paso, pero mi pierna se quiebra ante el dolor y mi cuerpo lucha contra la gravedad, perdiendo la batalla, el chico me sostiene de la cintura, me veo obligada a mirarlo directo a sus ojos, esos ojos tan perfectos, brillan como una estrella y están cubiertos del más hermoso azul, sus labios, su cabello rubio, ahora lo reconozco, sé quien es... es él. Me sonríe y me ayuda a incorporarme, una vez que mi cuerpo esta en equilibrio, me suelta y camina con seguridad hasta sus padres.

— ¿Qué quieres decir. Niall? — Niall, ese es su nombre, creo que una sonrisa está en mi rostro y trato de eliminarla infructuosamente.

—No entiendo tu odio hacia los mortales, madre —dice con ese tono poético característico de los Asgardianos —.  Si tu conocieras a Elizabeth — Escucho mi nombre salir de sus labios y me detengo en seco, maldición ¿Cómo sabe mi nombre? —, te darías cuenta de lo ingeniosos, perspicaces, inteligentes, tenaces, cariñosos y sobre todo protectores, que llegan a ser los mortales.