Sé que no haré ninguna locura, no una certificada, mucho menos una que me ponga en riesgo, pero no quiero prometer nada. Cuando llegamos a casa, Ami decide que se quedara esta noche, no me opongo, su compañía siempre es grata.
—Pero no dormiré con tu almohada —murmura al entrar al guardarropa y sacar una de repuesto.
—Está bien, déjame los sueños raros a mí —ella sonríe y entra en las cobijas, en momentos como estos agradezco tener una cama doble. Ami no está ebria así que podremos compartir la cama sin riesgo a que vomite sobre mí. Así que sin más que pensar quedamos dormidas.
Es muy temprano, Ami acaba de entrar a la ducha, decido recostarme un rato más.
—Lizzy, despierta —dice Ami moviendo mi hombro —. Tenemos clase — apunta. Me incorporo.
—Por si no lo recuerdas hice llorar al maestro, así que estoy libre —ella ríe.
—Quien tuviera tu suerte —termina de arreglarse, se despide y sale de casa. Orión está molesto, no ha venido aquí desde la noche anterior, cuando pase por él.
No puedo regresar a mi merecido descanso, es imposible conciliar el sueño una vez que viene a mi cabeza todo lo que viví ayer. Me levanto y tomo una ducha. Al estar lista decido que puedo salir a tomar un poco de aire fresco. En la mesa de las llaves distingo un llavero con una pequeña flor, se que son las llaves del mercedes de Ami, abro la puerta de la entrada y si está ahí, con ese tono azul plata, las abolladuras a los constados y la ralladura del tacón que Ami le había propinada en una de sus fiestas. Se me hace extraño que no lo haya llevado.
Regreso a mi habitación, prendo el computador y dígito en el buscador: "Distancia entre Phoenix y nuevo México." siete horas con treinta y nueve minutos, si tengo suerte de no caer en el tráfico, de lo contrario serian ocho o nueve horas. Algo místico que no puedo explicar, algo como un presentimiento me ordena tomar las llaves, entro en el auto y pongo las coordenadas en el GPS, conduzco hasta una gasolinera cercana y lleno el tanque hasta el límite. Son las 7hrs las carreteras están despejadas, así que sonrió, tardare menos de ocho horas en llegar, repaso el número de horas y me sorprendo.
— Espero que valga la pena —murmuro al llevar cerca de cinco horas en el camino.
Los paisajes son hermosos, puedo ver autos pasar a mi lado, trato de mantener una velocidad promedio, si coloco un sólo rayón en este auto, Ami lo sabrá y no creo que se lo tome bien.
Seis horas, en la carretera, tal vez es la hora del almuerzo, mi estomago ruge y no paso por mi cabeza la brillante idea de empacar algo de comida. Ni siquiera una botella de agua ¿Qué pasa conmigo?
Bien hecho genio, me repite mi subconsciente al llegar a uno de los desiertos más áridos que he visto. El único que he visto para ser franca, un letrero dice "Cruce bajo su propio riesgo" un cartel no puede asustarme, así que cruzare.
Me interno en el desierto, en todos los alrededores lo que veo es arena, arena y más arena, comienzo a preocuparme es complicado manejar en este lugar, me asusta el siquiera pensar que el auto puede descomponerse, tal vez por la reacción de Amelia o porque temo morir deshidratada. Sé que si regreso podre perderme, lo mejor es que siga adelante, hasta por lo menos ver algo que pueda servirme como punto de retorno.
Treinta minutos conduciendo, decido parar y salir del coche. Lo hago, no veo nada más que un viejo cactus casi disecado, el calor aumenta en plena tarde, es sofocante y no me permite ver con claridad. Sin dejar de mirar al viejo cactus cada tres pasos, avanzo a pie, al menos ocho metros. Mi corazón da un vuelco en tanto veo un área acordonada y cubierta por un pequeño campamento gris, está abandonada deduzco al ver el plástico destrozado, cubriendo la estructura por partes.
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El hijo de Thor #1|N. Horan| En edición.
FanfictionEsta es la historia de Elizabeth, una hermosa joven amante de la mitología. Que por obra del destino conoce al heredero de Asgard, el hijo de Thor, Niall. Ambos compartirán un amor de ensueño, pero ¿Por cuánto tiempo? ❝Buenas noches, bella mortal.❞