Capitulo 34

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Magnetos

Eric

Sentirla cerca al despertar después de tantos días, hace que corazón se me acelere de forma extraña, la he necesitado y no entiendo la razón por que cada dos por tres quiero tenerla me desespera tener la sensación de no tenerla cerca.

Su pierna desnuda descansa en mi cintura y mis brazos la envuelven como si fuese mi razón de vivir, algo no está bien conmigo desde que ella entró a mi vida desde que la tormenta que tiene en los ojos despertó a la bestia insaciable que hay en mí, la sangre y el poder no logran sacarme. No como lo hace ella y eso es lo que más me jode.

–Buenos días– susurra con los ojos cerrados arrimándose a mi.

–Vamos levanta tenemos que ordenar a los hombres de Nakamura.

Intento levantarme sin embargo ella no me lo permite, lo de su origen la tiene desestabilizada puedo verlo en sus ojos aunque no lo diga arremeterá con todo cuando se destape toda la podredumbre que rodea su pasado.

–En esta operación está bajo mi mando Élite Hart.

Sus ojos se transforman en líquido al momento de entrelazarlos con los míos. Vuelve a apoyar la cabeza en mi pecho y la punta de sus dedos se pasean por mi abdomen.

–Dijiste que mi padre estaba en una foto con Kenji, Nara y tu madre.

Se detiene y eleva la cabeza asintiendo con los ojos muy abiertos. Me muevo un poco para llegar a la mesa que está del lado de mi cama.

–Eric.– se sienta dejando sus pechos justo en mi campo visual, despertando las ansias de volver a consumirla.

–Se va destapar toda la mierda y me importa un carajo la cabeza que ruede en el proceso.–respondo buscando el número del que llamo padre cuando me place.

Tocan la puerta y Aria se coloca mi camiseta tira mis pantalones los cuales atrapo ágilmente le paso un arma y tomo la mía colocándola en mi espalda baja nos levantamos de la cama se queda unos pasos detrás de mí y abro la puerta.

–Desayuno Sr, Hart – pasa la bandeja y la tomo. Aria cierra la puerta colocó la bandeja en una mesa que tiene vista hacia el jardín de la mansión hay dos de todo, incluso una tarjeta que toma antes de que yo pueda leerla y se sonroja.

–¿Qué dice?- pregunto.

–Que el amor no se oculte

Le quito la tarjeta de las manos, amor un sentimiento bastante absurdo. Siempre pasión, deseo, lascivia pero, sobre todo lujuria de a que limites del placer puedo llevarla. Se sienta a comer tranquila como si la nota no hubiese existido y ciertamente el golpe al orgullo me toma desprevenido.

Tocan nuevamente pero, esta vez es ella quien se levanta a abrir no hay nadie se agacha dándome una vista de su maravilloso culo que me pone a babear como un puberto, joder Eric contrólate has visto muchos en tu vida.

Pero ninguno como ese. Susurra mi sucia conciencia.

Viene hacia mí y en lugar de sentarse en donde estaba lo hace en mis piernas, con el libro que recogió en la puerta. Toma algo de comer de la bandeja y se lo lleva a la boca. La tensión en su cuerpo, es palpable como si fuese a desencofrar algo que pude ponerle la vida al revés.

Lo abre y en la primera página aparece la foto, tomo mi teléfono y tomó una fotografía para guardarla, con esto Steven no podrá negarse a darme una explicación.

–Enya ha estado buscando pero no ha tenido resultados- comenta.

–Este álbum tiene que quedarse aquí, Aria. – suelto y ella me mira con los ojos rojos. –Quien la borró de la historia lo hizo para que no la buscaras. Puedo aportar que no contaba con que los recuerdos volvieran a aparecer.

InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora