3,445 millas
Aria
La ultima vez que fui a Nueva York específicamente al área de Manhattan fue hace unos años, y ahora entiendo la razón de no haber encontrado nada todo fue una maraña de mentiras, el camino hacia el hangar privado de los Harts es relativamente corto o no se si es que los siento así por andar divagando en mis pensamientos sobre los acontecimientos, mi teléfono vibra al ver que es un mensaje de Nara con la dirección del antiguo departamento donde vivíamos o creo que vivia.
Eric se estaciona dentro del hangar, suelto un suspiro preparándome para bajar del auto junto para enfrentarme a lo que sea que encuentre en ese lugar, abro la puerta y salgo junto con Eric curiosamente en el camino estuvo callado y lo agradezco cada que recibo pistas la ansiedad junto con el pánico de la estabilidad emocional se van al caño.
De un momento a otro sus brazos me rodean. Escucho un ladrido y rápidamente me separo al ver al perro bajando las pequeñas escaleras del jet corriendo como un loco hacia nosotros se coloca en dos patas saludando a Eric y no puedo evitar acariciar el pelaje que tiene.
-Yo también te extrañe.- se deja mimar como el consentido que es. - Dime que espantaste a la azafata y te daré un premio.
Eric se aclara la garganta y pasa su mano a mi cintura, rápidamente el perro vuelve por donde vino lo seguimos hasta que llegamos a la pequeña escalera donde nos separamos para que yo pueda subir primero seguida por el justo detrás de mí.
-Señor Harts- la voz chillona de la azafata me pone de mal humor.- Espero que su viaje sea igual de placentero que el anterior.
Veo a Eric que sonríe de forma ladeada y arqueo la ceja en respuesta a su gesto ya que está sentado frente a mi, puedo sentir el monstruo de los celos hacerse presente hasta que el perro gruñe respondiendo a mi pensamiento de levantarme y ocuparme yo misma del asunto
-¿Quizás a la Señorita Aria, le gustaría pilotar hoy?- Pregunta sin dejar de mirar a Eric.
-Pilotare el jet siempre y cuando el Señor Harts pilote conmigo.- respondo sonriendo traviesa sin dejar de mirar sus ojos que se han oscurecido. - Tranquilo, no le gruñas a todos, no nos caen bien la gente arrastrada.- acaricio el lomo del perro.
La azafata me mira roja y vuelvo a mirar al perro el cual se relaja en el suelo. Eric me mira dedicándome una sonrisa ladeada la cual ignoró mirando hacia la ventana.
-Estamos bien aquí. Puedes retirarte.-Escucho el click de su cinturón y el asiento a mi lado es ocupado por el chico rubio y ojos avellana con olor a colonia mezclado con sándalo.- Mírame.
-Porque no vas a que te mire ella.- respondo rabiosa
-Celosa.
Me giro tomando su cara con mis manos y plantándole un beso lleno de posesividad, deseo en donde mi lengua se entrelaza acariciando la suya, sus dientes atrapan mi labio inferior conforme su mano se posa en mi muslo. El beso se torna mucho mas sensual como todo lo que es el aumentando la temperatura y se que es el momento de cortar el beso porque he vuelto a recordar que estoy celosa.
-Tu no eres el único con aires de posesivo por aquí Harts.- respondo sin soltar su cara.
Su respiración es tan agitada como la mía, suelto su rostro y vuelvo a mirar a la ventada donde puedo ver el asfalto de la puesta de despegue siento el hormigueo que siempre me da en el estomago cada que no estoy pilotando yo pero este se apaga cuando siento sus dedos entrelazados con los míos. Me quedo viendo su acción como también me quedó viendo que no me suelta cuando el jet termina de estabilizarse en el aire.
ESTÁS LEYENDO
Inquebrantable
RomanceLa vida de Aria Blake da un giro inesperado cuando a la Legión Fénix llega Eric Hart soberbio y arrogante a dictar un nuevo método de entrenamiento para los asesinos a sueldo de esta temida rama de la legión de las bestias. Eric Hart simplemente es...