Inquebrantable

Capitulo 37

El padrino. 

Aria

Poco a poco voy despertando, estoy muy cómoda aquí, pero tengo una casa a la cual volver. Eric está dormido aun el sol de la tarde va cayendo dando paso a la noche de Londres, la habitación está oscura duerme tan plácido que me da pena despertarlo. Salgo de la cama buscando mi teléfono el cual agradezco que tenga algo de batería quiero llevarlo a un sitio que me gusta pero, primero necesito saber si hay algo bueno que ver.

–¿Qué haces?- habla desde la cama provocando que me sobresalte y el teléfono se escurra entre mis dedos. – Te asustaste.

–No, solo me tomaste desprevenida.

–Pues miraba a donde llevarte ya que no conoces mucho la ciudad, se supone que debe de ser al revés pero que se puede esperar de un primate poco evolucionado como tú.

Miro de reojo la pantalla y en el parque Round Pond pasaran una película, subo al lado donde estaba acostada sus ojos avellanas junto su cabello despeinado lo hacen ver irresistible.

–Película en el parque Round Pond.

–Y porqué no ver la película en un cine normal.- se queja.

–Porque son películas viejas y es un buen lugar, lo prometo. Solo tenemos que pasar a mi casa por algunas cosas y ya está.

Rueda los ojos y por un momento me arrepiento de haberle dicho del lugar. No he llevado a nadie nunca, descubrí que hacían esa actividad un día que estaba paseando por el lugar...

–¿Qué pasará hoy?

–El padrino– respondí jugueteando con las sábanas.

– Ogni uomo ha il suo destino – comenta en un italiano muy fluido conforme se levanta de la cama dándome una vista de su cuerpo tonificado tan perfecto

<< cada hombre tiene su propio destino >>

–¿Hai visto il film?

<< ¿Has visto esa película>>

–È uno dei miei preferiti, lo guardavo da bambino

<<Es una de mis favoritas, solía verla de niño>>

Muerdo mi labio inferior y termino escondiéndome debajo de las sabanas, intentando controlarme. Me siento como una adolescente, con Leo me gustaba pero, con Eric es muy distinto. Estoy enamorada, para algunas personas es lo mismo pero, la atracción es pasajera y él llegó a hacer zarandear mi vida al punto de exasperar.

–Vas a dejar de esconderte o te saco a las malas de la cama. – habla apoyado desde el marco de la puerta del baño.

–Aria no me pongas a hacer pendejadas. – Advierte.

-Ven a buscarme.- me quejo desde la cama.

-Mira a ver como sales de la cama.- responde

Cuando descubro solo hasta donde están mis ojos, está en la parte inferior de la cama con una sonrisa que me acelera el pecho. Tira de la sabana dejando a plena vista mi desnudez. Me toma de los tobillos arrastrándome hacia donde está, luego me toma de las muñecas para que me incorpore y me sube a su hombro dándome una palmada en el trasero.

–Te dije que no me pusieras a hacer pendejadas. – recalca caminando conmigo cargada en su hombro hasta la ducha.

–Eric está fría no me jodas– me quejo pegándome mas a su cuerpo provocando que se ría, el sonido me parece raro. Casi nunca ríe.

Está demasiado fría el agua...

–Si quieres que te toque solo tenias que decirlo. – dice colocando sus manos en mi trasero.