Capítulo 18

475 91 59
                                    

El inminente arribo de Prudence y van Lehmann tenía a la joven pareja con los nervios a flor de piel. Su tren debía llegar esa mañana y ya Edward había partido hacia la estación para recogerlos. Lo peculiar de todo esto, y lo que les llamaba en extremo la atención, era que Georgiana y James también viajaban con ellos. ¿Qué propósito tendría su visita? Tras la muerte del esposo de Valerie y con la crisis nerviosa que padecía, según había contado Prudence en su última carta, lo más lógico era esperar que James no se apartara del lado de su hermana. Aquello tenía a Gregory muy preocupado, aunque no quiso decírselo a María para no alarmarla más de lo que ya estaba.

En el salón principal de la casa, aguardaban lady Lucille, Anne, María y Gregory a la llegada de los viajeros. La tensión podía percibirse y ni la amena conversación de la duquesa logró distraerlos de sus cavilaciones. El sonido de un coche hizo correr a María hacia la ventana, Gregory permaneció en su sitio, en el diván, con un mal presentimiento.

―¡Ya están aquí! ―exclamó la joven.

Unos minutos después, Edward entraba a la casa escoltado por sus hermanas y cuñado. María fue la primera en acercarse a sus padres, quienes la abrazaron con gran cariño. Ya tendrían tiempo de hablar con detenimiento sobre lo sucedido. Lo importante era que estuviera bien, y aquello bastaba para calmar sus ánimos.

Georgiana y James se dirigieron a Anne y a la duquesa a quienes saludaron con sincero afecto. Gregory se acercó a James para darle la mano, pero este no la tomó.

―No puedo aceptar tu saludo. ―Fue todo lo que le dijo.

Gregory bajó la mano, ofendido, pero no se atrevió a ripostar ya que tenía miedo de lo que fuera a suceder. Sus ojos quedaron fijos sobre María quien, desde el otro lado del salón, miraba con atención la escena. Ninguno de los dos tuvo dudas de que ya James sabía lo sucedido. ¿Qué otra cosa podría justificar aquel comportamiento tan poco cortés? Desconocían las circunstancias por las cuales aquel asunto habría salido a la luz tres años después en el marco de la muerte del mariscal. María sintió miedo de que aquello complicase su situación. Las ilusiones que tenía cifradas en su compromiso se fueron al suelo cuando comprendió que la tensión se reflejaba también en el rostro de sus padres.

―Hola, Greg. ―Fue Georgie quien, con su buen corazón, le dio un abrazo―. Tenemos que hablar ―añadió en voz más baja―. Me temo que es algo serio.

―Soy yo quien tiene que hablar con él. Por eso he venido ―dijo James con aspereza. Los presentes, acostumbrados a su buen carácter, no se esperaban una reacción así.

―No tengo inconveniente alguno en hablar contigo ―respondió Gregory con calma―. Estoy seguro de que podremos llegar al entendimiento.

Sin embargo, ninguno de los presentes estaba tan convencido. Ni siquiera Edward estaba al corriente de lo que estaba sucediendo, pero le parecía que no tenía relación alguna con la relación de Gregory y María. Al parecer, Prudence y van Lehmann estaban aún ajenos a su romance y la ofensa de James tendría otro motivo.

―James, ignoro cuál sea el asunto tan grave que te ha traído hasta acá a hablar con Gregory ―intervino―. Sea lo que fuere, les pido que ambos mantengan la calma. Recuerden que somos una misma familia.

James bufó, exasperado, pero no se atrevió a hacer nada más. La contención de Gregory, por otra parte, hacía sospechar a Edward de que ya imaginaba la causa de su agravio.

―Gregory, vayan a mi despacho y, por favor, no quiero que esto trascienda ―suplicó.

Gregory miró a María un instante, quiso transmitirle serenidad, pero no pudo. Echó a andar y James lo siguió. Se encerraron en el despacho dejando al resto de la familia sumamente preocupada. Únicamente Prudence, Johannes y Georgie sabían la naturaleza de la charla, y aunque el resto moría de curiosidad, no se atrevieron a preguntar. María, como sospechaba algo, no podía controlar su ansiedad. Sin embargo, le parecía que el asunto a ventilar era incluso más grave de lo que imaginaba. ¿Aquel pasado romance era suficiente para causar una injuria tan honda como la que manifestaba James sentir?

El amor en tus palabras ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora