Esta no es la historia de una damisela en apuros. Esta es una historia de una princesa que se enfrentó a muchas personas con tal de obtener lo que deseaba y lo que era suyo por nacimiento.
Esta es la historia de una hermana, a la cual le arrebataro...
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Luego de revelarle semejante cosa, se quedó boquiabierto.
—¿Está segura?
—Cuando Enrique me atacó en la sala del trono, Chimuelo sintió la presencia de su guardián. Ambos corrimos hacia el exterior, pero Alex no estaba. Chimuelo habló con él.
—¿Con Alex?
Suspiré y lo miré irritada. Estaba demorando que se perdiera en la conversación.
—¡Qué Alex no estaba!
—¡No me grites! —gritó de vuelta mientras me apuntaba con su dedo índice.
—Entonces presta atención. Chimuelo habló con su guardián.
—¿Y de qué hablaron?
—No me ha contado los detalles, pero me dijo que su guardián no ha podido hablar con él. Por lo tanto, no han hecho el ritual.
Se quedó en silencio por unos segundos.
—No tiene el libro.
—Exacto.
—¿Sabes dónde está?
—No. Su guardián no quiso decirlo y Chimuelo dijo que era mejor así.
Levantó su taza para beber, pero se detuvo ante mi respuesta.
—¿Por qué? —preguntó con el ceño fruncido.
—Porque yo iría tras él y sería peligroso, dado que no me había transformado. Lo más probable es que Laura y Alex estén detrás de estos ataques.
—Mierda —. Miró su taza de café y bebió un largo trago —. ¿Qué planeas hacer al respecto?
—No tengo idea. Pensaba que si te contaba se te ocurría algo.
—¿Y si se lo dices a tus padres?
Esa idea no me gustaba ni un poco
—Semanas atrás X escuchó que estaban en contacto con un investigador privado. Investigaban a Laura y confirmaron que está viva.
—Eso apoya tu teoría y con más razón deberías decirles. Se trata de su hijo, Izzy. Alfonso hará todo lo posible para traerlo de vuelta.
—Eso me da miedo —admití con vergüenza
—¿Qué vuelva Alex?
—Que me reemplacen.
—Izzy...
—Alfonso no está contento con que sea reina. Sabes que me dijo que yo tendría que haber muerto y no él. Estoy segura de que cuando vuelva, hará todo lo posible para derrocarme junto a su hijo.
—No conocemos a Alex. No sabemos si querrá volver, mucho menos si querrá reinar. Aparte, para quitarte del trono, necesita del pueblo y tú ya te ganaste su cariño hace años. Además, tú naciste primero. Es tu derecho reinar ahora.
