33.

492 45 23
                                    

No era la primera vez que pisaba Spello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No era la primera vez que pisaba Spello. Algunas veces acompañado por mamá, pero muchas veces solo y a escondidas. Mi poder era muy útil para poder esconderme. Mamá enloquecía cada vez que me descubría fuera de Uruguay y Sabrina no se quedaba atrás. Me regañaba tanto o hasta más que mamá.

La última vez que pisé esas calles fue durante la coronación. Estaba entre el público observando a Izzy caminar con su hermoso vestido y recibir la corona. Mamá pensaba que sentiría celos y por eso no quería que fuera, pero no fue así. Estaba orgulloso de ella. Había logrado tener la corona sobre su cabeza, aun con la fuerte oposición de Alfonso.

Cuando Izzy me avisó que podía ir al pueblo, mamá abrió un portal para mí, dejándome en un parque cerca del castillo. En cuanto llegué, le avisé a Izzy para que fuera a buscarme. En menos de cinco minutos, escuché el aleteo de su dragón. Cuando aterrizó, pude verla con claridad. Se veía más intimidante que nunca encima de su guardián.

«¿Dónde mierda está Alex?» Pensó mi melliza y me sorprendió escuchar su voz en mi cabeza. No había leído sus pensamientos a propósito.

—Aquí estoy, Izzy —. Salí de mi escondite, sorprendiéndola. Estaba alerta y lista para atacar en caso de ser necesario. Para tranquilizarla, volví a la imagen que conoció esa mañana, pero no se relajó. Fue peor. Me tocó usar un plan B —. Hola, Chimuelo.

El dragón asintió con su cabeza y solo así Izzy se tranquilizó. Ambos sabíamos que su dragón me atacaría si no era quien decía ser.

—¿Puedes cambiar de aspecto?

—Es uno de mis poderes —dije con una sonrisa orgullosa.

—¿Cuáles son los demás?

—Te lo diré más tarde. Tenemos cosas más importantes para hacer.
Caminé hacia ellos y al acercarme a Chimuelo, acaricié su cabeza. Quería agradarle para que no me comiera.

—¿Puedes subir o debo ayudarte? —preguntó cuando no me moví. Estaba concentrado acariciando al animal.

—Puedo solo.

Chimuelo se agachó hasta que su abdomen tocó el suelo. Así me fue más fácil subir.

—Agárrate de mi cintura —ordenó cuando estuve sentado detrás de ella. Cuando lo hice, agregó —: Sostente fuerte. No quiero que te caigas y tener que rescatarte.

—Como la reina ordene.

Chimuelo comenzó a volar, haciendo que mi miedo volviese. Pensaba que lo había superado. Las últimas veces que viajé en avión lo había hecho genial. Aunque, no podía comparar volar dentro de una cabina metálica con volar sobre un animal.

El dragón volaba a gran velocidad y noté que Izzy no se sentía incómoda. Podía asegurar que hasta lo disfrutaba. Yo sentía miedo, pero creía que podría adaptarme y llegar a disfrutarlo. Mientras volábamos, contaba en mi mente mientras respiraba. Quería enfocar mi atención en otra cosa y eso siempre me ayudó. Podía haberle pedido a Izzy que fuéramos más lento, pero no quería molestarla. Sin embargo, Chimuelo disminuyó la velocidad, permitiéndome tranquilizar mi corazón.

El reinado del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora