Cuando Laura volvió media hora después para llevarse a Alex, me di cuenta de que X tampoco podía quedarse ahí. La atención de todo el pueblo estaría puesta sobre él cuando se supiera de las muertes. Sabía que ellos querrían saber si X estaba involucrado. Nadie podía dudar sobre su paradero. Alex se dio cuenta de que algo más me preocupaba, así que cuando me preguntó, le conté todo lo que hice para sacarlo y que debía volver a la celda en ese instante.
Me llevé una grata sorpresa cuando Laura se ofreció a ayudarme, pero la cereza del pastel fue cuando finalmente me reveló cuál era su poder: alterar la realidad. Por eso podía hacer tantas cosas; transportarse, volverse invisible, quitar venenos. Podía entender que mi padre la quisiera de su lado. Yo estaba haciendo algo similar.
—Sería ideal que me ayudes, ¿pero cómo explicaría que Scott no me ayudó a meterlo? No puedo decir que la persona más buscada por nuestra familia está ayudándome.
—Dile que desarrollaste un nuevo poder.
—¿Y de dónde lo sacaría?
—Yo te daría ese poder.
Me tensé. Miré a X por instinto y él se encontraba igual de extrañado que yo.
—Que ni se te ocurra —me dijo Chimuelo.
—No tengo otra alternativa. No puedo pedirle a Scott que me ayude.
—Scott haría lo que fuera por ti, incluso en este momento. Pero no lo necesitas ni a Laura. Yo puedo darte ese poder.
—¿De verdad?
—Sí. Solo podemos hacerlo cuando ustedes se transforman y tienen control de sus nuevos poderes. Tú no lo manejas a la perfección, pero hiciste grandes avances.
—¿Crees que seré capaz de manejar un nuevo poder?
—Creo que eres capaz de hacer cualquier cosa. Ya me lo has demostrado.
—No necesito que me des poderes, mi guardián lo hará.
—Está bien —sonrió a pesar de mi rechazo. No me gustó —. Supongo que podemos irnos. Nos vemos.
Laura abrió un portal y cruzó. Esperé a que Alex también lo hiciera, pero en su lugar, corrió para abrazarme.
—Si no puedes dormir, necesitas hablar o que te ayude, llámame. No importa la hora, estaré aquí para ti —dijo en mi oído mientras acariciaba mi espalda.
—Gracias, Alex. Lo tendré en cuenta.
Cuando me quedé a solas con X, me acerqué a abrazarlo. Podía darme cuenta de que no le hacía ninguna gracia volver a la celda. Le hice saber que sería por un par de horas.
—Lo sé, pero me pone incómodo —. Me alejé para verlo —. De igual forma lo haré.
—Gracias, amor —dije acariciando su mejilla.
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El reinado del Dragón
FantasyEsta no es la historia de una damisela en apuros. Esta es una historia de una princesa que se enfrentó a muchas personas con tal de obtener lo que deseaba y lo que era suyo por nacimiento. Esta es la historia de una hermana, a la cual le arrebataro...