112- Infierno=asistente personal -112

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El inicio de esta historia fue realmente... aterrador. Esa palabra es perfecta para describir este hecho.
Seguramente nadie se imagina lo increíblemente extraño y... diferente que puede ser un ser humano.

-te contrato con una sola condición, Tiago-

-sí, lo que sea- no perdería la oportunidad de trabajar y tener su dinero. A costa de nada.

-quedate seis meses, no te vayas antes, no renuncies antes por cualquier cosa que pase, en serio, cualquier cosa.- voz seria y controlada, en su rostro no se movía ni un puto músculo. Nada.

Tiago frunció el ceño -¿es una especie de apuesta? ¿promesa? no entiendo. Por supuesto que no voy a renunciar, necesito el dinero, señor-

-perfecto- su vista se movió al monitor y sus manos al teclado, seguido de esto escribió algo increíblemente veloz -a partir de ahora serás mi asistente personal... harás cualquier cosa que te pida-

-claro- dijo el morocho sin más. ¿Qué podría ser TAN complicado de esto? Quizá el nueva jefe será duro, serio, malhumorado, quizá lo llene de tareas, pero es algo de lo cual no se puede quejar, al fin y al cabo tendría su recompensa. Dinero.

.

.

No estaba muy equivocado.
Su jefe lo llenó de tareas, no tenía un segundo de respiro, solo la hora del almuerzo la cual duraba unos miserables 10 minutos.
Para sumarle, el trato del respetable era verdaderamente desagradable.
Pacheco se preguntaba si este hombre sonrió en algún momento de su vida.
Lo más loco es que... ¡es ultra mega millonario! ¿Por qué es así? tan asqueroso como persona, tan seco, malo, mandón, serio, repugnante, entre otros adjetivos calificativos.

-pacheco, entra- la voz de Monzón se oyó desde dentro de la habitación.

Tiago obviamente que obedeció, pero no sin antes poner sus ojos en blanco y suspirar, hacía unas malditas 2 horas y media había terminado su turno, su trabajo por hoy finalizó, pero a Mauro se le dió por agregarle más y más tareas.

-sí... ¿qué necesita?- entró y se quedó con la puerta abierta detrás de sus espaldas. Intentó sonar lo más obediente y amable posible, pero estaba demasiado exhausto como para que esto le salga a la perfección, al igual que todos sus días.

-solo anda a comprarme preservativos Uriel- su mirada estaba en la pantalla de su computadora.

-¿otra vez? literalmente fui hace 6 días- ¿no mencioné que esto se volvió algo normal para el morocho?

-hacé tu trabajo y obedeceme sin quejas- dijo duro y seco, como siempre en todo momento.

-bueno- dicho y hecho, volvió con su caja de cartón y se la entregó.
-no puedo entender como se le terminan tan rápido, de verdad- dijo sincerandose pero intentando no sonar desubicado, lo cual le salió a la perfección, ya estaba acostumbrado.

-¿querés que te cuente? no, entonces dejá de preguntar estupideces Uriel- sus ojos seguían en la pantalla.

Se limitó a bufar y solo dijo -¿necesita algo más?-

-no, retirate-

...

Tiago no iba a aguantar más de lo que prometió, no, el no tiene la resistencia necesaria como para trabajar más de ese tiempo ahí.
Toda persona que trabaja en esa empresa sabe que el jefe tuvo muchos asistentes y NINGUNO pudo aguantar más de dos meses con Monzón. Es realmente un infierno llamado "trabajo".
Tiago estaba siendo entrenado, su actitud no se parecía ni una pizca a la actitud que tenía hace 4 meses, antes de si quiera pisar la empresa.

One shoots LitiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora