157- Alcohol -157

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Mauro Román Monzón, mejor amigo de Tiago Uriel Pacheco y viceversa.

Ambos vivían su vida como cualquier amistad.

Buscaban el amor en todos lados, y se ayudaban en eso.

Pero nunca había resultados.

¿Acaso había algún tipo de maldición que lograba que ninguna chica les preste atención?

-Mau.

-¿Qué?

-Yo creo que hoy vamos a tener suerte.- Dijo sentándose en una silla.

-¿Vos decís?

-Seee... aparte te tenés que poner las pilas porque va a ir Rocío al boliche y yo sé que te gustaaaa

Mauro sonrió y sus cachetes se pusieron colorados. Desvió su mirada y negó.

-Na amigo, es linda pero no me da bola.

-Por eso te tenés que poner las pilas para conquistarla gato. Yo te voy a ayudar.

-Bueno, no sé...

-Con una condición. O con dos condiciones.- Sonrió.

-¿Qué querés? Plata no tengo.

Tiago rió.

-No bobo, eso no, por ahora.- Bromeó. -Primero, quiero que me hagas la segunda con Emilia.

-¡AAAAH VISTE YO SABÍA QUE TE GUSTABA GIL!

-JAJAJAJ paraaa... y segundo, quiero que me dejes quedarme a dormir acá.

Mauro levantó una ceja.

-¿No tenés casa vos?

-Daale gil de mierda.

-JAJAJSJAJ bueno gato, podés quedarte. Eso sí, te llegas a poner medio trolo ahí en la cama y te echo a las patadas.

Tiago soltó varias carcajadas.

-Andá gil de mierda, si alguno de los dos se pone trolo sos vos.

-¡No! Ni en pedo gil.

Luego de bromear, reír, charlar y demás cosas, llegó la hora de ir a la fiesta.

El lugar no era tan lindo pero Mauro y Tiago se conformaron perfectamente. Lo que menos les importaba era si el lugar era moderno o no.

-Ahí viene Emilia, Tiago. Pela la chota dale.

-JAJAJAJAJ callate pelotudito, dale no me hagas quedar mal porque te mato.

La chica llamada Emilia se acercó a ellos con una sonrisa de oreja a oreja.

-Buenaaas, ¿Qué tal chicos? ¿Cómo andan?- Saludó a ambos con un beso en la mejilla.

-Todo piola wacha.- Respondió Mauro sonriente.

Ella asintió y miró a Tiago, quién estaba completamente congelado viéndola.

-¿Qué te pasa tarado? Dale reacciona.- Dijo Mauro pegandole una cachetada. Pero no funcionó. -Tiagoooo.- Lo sacudió agarrándolo del cuerpo.

Eso sí funcionó.

-Todo bien Emi, ¿Vos cómo andás? Estás hermosa, ¿Querés bailar?

Emilia y Mauro se quedaron frunciendo el ceño.

-Perdonalo, Emilia, no tuvo un buen día y está medio tildado.- Quiso disimular Mauro.

-Ah, bueno, no pasa nada chicos. Me voy que me está esperando mi novio.

One shoots LitiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora