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La manera en la que sentía era extraña. En su pecho habitaba una sensación que no sabía describir, no sabía si debía sentirte alegre, triste, angustiada, o hasta incluso no sabía si debía sentirse de alguna manera.
El despertar con Tommy Shelby a su lado fue lo que afloró este sentir. Era raro verle junto a ella, como solía hacerlo hace ya muchos años. Ni siquiera recordaba cómo era despertar junto a él y su característico aroma a Whiskey y cigarrillos. Ahora que lo hizo, no supo cómo reaccionar, se sentía confuso y casi erróneo que él fuera el que estuviera sosteniéndola por la cintura esa mañana. Fue más confuso cuando este le plantó un beso en la coronilla y le deseo buenos días, como si no hubieran pasado casi cuatro años y medio desde la última vez que compartieron un momento como ese. Luego, compartieron unos momentos más juntos antes de que cada uno tuviera que ponerse sus respectivas ropas para volver a Small Heath.
Ahora, Caroline se encontraba en el jardín delantero, esperando por Tommy, el cual se encontraba echándole un último vistazo a la yegua antes de partir. Estando a punto de caminar un poco por los alrededores, se ve interrumpida por la presencia de May Carleton.
—Caroline.— Saluda cordialmente la recién llegada.
—May.— Responde de misma manera Caroline.
—¿Dormiste bien anoche?
—Excelente—una sonrisa burlona se asoma en los labios de Caroline y May no la pasa por alto—. Nunca había dormido en camas así de cómodas.
—Me alegra que hayan podido descansar—Una sonrisa casi forzada estaba pintada en su rostro—¿Te puedo ser sincera?
—Por supuesto—El entrecejo de Caroline se frunció ante el arrebato de May.
—Me interesé por Tommy desde el primer día en que lo vi en esa subasta, por ello me ofrecí a entrenar a la yegua, quería acercarme a él— empieza a soltar de manera rápida la morocha y Caroline solo se dedica a escucharla, ya que no sabe a dónde va con su punto—. Este se mostró un poco interesado en mi, o eso creí, ya que unos cuantos días después, unos amigos en común, los cuales sabían que estaba entrenando a Thorny, me advirtieron acerca de Tommy estando enamorado de una mujer que se fue lejos. Me dijeron que me podría servir para unos cuantos polvos de vez en cuando, pero no me serviría como esposo ya que su corazón pertenecía a otra— el entrecejo de Caroline seguía igual o hasta más fruncido desde que May empezó a hablar y la contraria solo se concentraba en seguir con su narración, sin importarle lo que sucedía con ella—. Cuando te vi llegar con el, estuve casi segura de que eras tú, ya que por más que Tommy no es un hombre que demuestre lo que siente, la manera en que te mira es distinta. Así que no me comí su cuento de que eras su mano derecha.
—¿Y qué pasó entonces, May?
—Cuando te presentó aun no recordaba el nombre que me habían dado, así que por ello te pregunté si estaban saliendo.
