Capítulo III

5K 420 63
                                    

—¡Un Chelín o nada!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.









—¡Un Chelín o nada!

—¿Un chelín? ¿Por una llamada? Jamás. Está demente, señora.

—¿Como te atreves?, niñita insolente— Responde furiosa la dueña del hostel.—¿Quieres que todo sea gratis? Eres igual que tu hermano, son una familia de comunistas.

—Todo estaba bien hasta que mencionó a mi hermano— Habla pacíficamente Caroline, soltando las valijas que tenía en la mano. Esta se acerca lentamente a la dueña del hostel. La cual no recuerda el nombre y que ahora mucho menos se va a molestar en recordar— ¿Sabía usted que mi hermano estaba casado?

—No me interesa la vida de tu asqueroso hermano, comunista.

—¿En que momento dije que mi inclinación política fuese la misma que la de mi hermano? No lo dije, ¿cierto?— sigue hablando Caroline acercándose lentamente hasta la señora— Pero eso no nos importa ahora. Lo importante era que mi hermano estaba casado con nada más y nada menos que Ada Shelby. ¿Sabe quienes son los Shelby, verdad señora?

La pequeña señora, que no le llega más arriba de los hombros a Caroline. La observa desde abajo y esta nota que su postura cambia de estar a la defensiva, a estar asustada.

—Oh, ya veo que si sabes quienes son— con una sonrisa burlona en sus labios, Caroline empieza a arreglar el vestido de la señora que se encuentra ahora totalmente asustada— Ahora mismo podría buscar a algún Shelby y decir que estas hablando mierda del padre de su sobrino y ellos vendrán en un abrir y cerrar de ojos a hacer lo que se les venga en gana con este hostel.

—Y-yo no sabía que...

—Shhhh—la calla la pelirroja sin dejar que esta siga—No lo haré. ¿Me veo tan mala asi?—La señora niega mirando como Caroline hace un puchero, intentando mostrar una falsa inocencia— Ahora, un tu puta vida volverás a hablar mierda de mi hermano, ¿ok? Los comunistas no me importan, son todos unos desgraciados. ¿Pero a mi hermano? Jamás lo vuelvas a mencionar. ¿Va?

Caroline aprieta ambos brazos de la pequeña señora con una sonrisa casi psicopata en sus labios, haciendo que la contraria se asuste más y solo asienta respuesta sin verla a los ojos.

—Pu-puedes usar el teléfono— responde temblorosa apuntando hacia el aparato.

—Oh, no, no. No se moleste. No quiero nada gratis, no puedo dejar que piensen por ahí que soy comunista, ¿sabe?—Caroline toma sus cosas del suelo, dejando a la señora en el mismo sitio—¡Nos vemos, tenga un lindo día! Ah y cuídese de los peaky blinders.

Caroline baja las escaleras del hostel, al cual desea no volver jamás en su vida. Esta da un pequeño vistazo a su alrededor y se consigue con Finn Shelby, el cual la saluda y esta le regala una gran sonrisa en respuesta. La última vez que vio al menor de los Shelby fue hace casi tres años, cuando este tenía tan solo once años. Era un rechoncho niño con finos cabellos rubios, grandes ojos azules, una sonrisa y mirada encantadora. Ahora, este pegó un estirón increíble y es un flacucho adolescente, pero con los mismos rasgos encantadores de siempre. Cuando llega al final de las escaleras suelta las valijas que tenía en sus manos y lo apretuja contra su misma en un efusivo abrazo.

𝐂𝐚𝐫𝐨𝐥𝐢𝐧𝐞 || 𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐒𝐡𝐞𝐥𝐛𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora