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Muchas veces se repitió que debía irse lo antes posible de Birmingham luego de recoger sus cosas, pero cuando pisó la calle fuera de la casa de Polly, recordó que no veía a su querido Finn Shelby desde hace mucho. Se obligó a consultarle a Michael donde estaba el pequeño Shelby, ya que no deseaba ir hasta la casa de apuestas o el Garrison y así cruzarse a Tommy, sabía que tenía que hablar con el, solo no se encontraba preparada ahora mismo. Michael, por su parte, aceptó decirle donde se encontraba Finn, con la condición de que sería él mismo el que la llevaría hasta ahí y luego sería el mismo el que la regresaría hasta Londres. A regañadientes, la pelirroja aceptó solo porque no quería caminar hasta el sitio con la pesada maleta a rastras.
—Estás embarazada, Caro— le dice Michael, como si ella no estuviera enterada—, tienes que ser cuidadosa y no ponerte en riesgo.
—Me hablas como si fueras mi padre y yo tu hija adolescente que acaba de salir embarazada— bromea—. Tengo veintiséis años, Michael, soy enfermera, he atendido un millón de partos y he cuidado a un montón de niños, pero gracias por el consejo.
—Aún así no eres mamá— le dice Michael viéndola. Auch, pensó Caroline—. Aún.
—Aún— repite Caroline viendo por la ventana como dejan detrás de su la casa de Polly, con la mujer vigilándolos por la ventana. Un suspiro escapa de sus labios, ya que deseaba que la misma no le contara a Tommy—. De todos modos, Esme se mete un montón de nieve y mira a sus hijos, están bien.
Una risa amarga escapa de los labios de Michael, ya que no era mentira. No era un secreto para los Shelby la cantidad de cocaína que Esme consumía, sobre todo durante su embarazo. Tal cosa preocupaba a John, ya que sabía el porqué de la nueva adición de Esme, pero no podía controlarla debido a que no podía estar con ella todo el tiempo.
—¿Está en el garrinson?— pregunta Caroline cuando ve hacia donde Michael está dirigiendo el auto. Michael asiente y Caroline frunce el ceño—, es un niño, no debería estar ahí.
—Finn ya tiene 15 años, Caroline— le responde Michael mientras tira del volante para doblar en una calle—. Dejó de ser un niño hace tiempo.
—Sigue siendo demasiado chico para pasar tanto tiempo dentro de ese bar— le responde en un murmuro, casi para si misma.
El silencio se apoderó del auto los pocos metros que quedaban para que llegaran hasta el bar de los Shelby.
—Te esperare acá afuera— le anunica michael cuando ambos se encuentran fuera del auto—. Finn debe estar con Isaiah.
Caroline asiente ante las palabras de Michael y con pasos lentos se dirige a la entrada del bar. La última vez que estuvo en el mismo, fue a principios de año cuando llegó a Birmingham por la muerte de Freddie y el Garrison estaba en ruinas por una explosión. Ahora, el mismo estaba totalmente remodelado y lucia totalmente nuevo y reluciente, hasta te hacía parecer que no estabas en el sucio centro de Small Heath.
