Capítulo X (Parte II)

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—¿Un poco más de Whiskey?—Le ofrece Tommy

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—¿Un poco más de Whiskey?—Le ofrece Tommy.

—Si, por favor.

Era su quinto vaso de la velada. Se sentia adormecida, pero a la vez alerta. Sus mejillas se encontraban sonrojadas por el aumento en tu temperatura corporal, culpa de los mismos vasos del mejor Whiskey irlandés que poseía May Carleton en su gran casona, sus labios también se encontraban rojizos, había pasado toda la velada mordiéndolos mientras dirigía trago tras trago a los mismos. Entre ésta y Tommy, se habían vaciado casi dos botellas del Whiskey, siendo Tommy el que mayor cantidad consumió. May, por su parte, se encontraba con la misma copa de vino entre sus dedos desde que se sentaron a cenar. Esta indicó que solo bebería una copa, para realzar los sabores de la carne que tuvieron como cena, aún así, Caroline no la vio durante toda la velada, darle un solo trago a la copa.

—Las habitaciones están listas, señora Carleton—Anuncia la ama de llaves de la mujer.

—Gracias, Elizabeth—La recién llegada se despide, para retirarse del comedor. May voltea a verlos a ambos, casi analizándolos, antes de hablar—Bien, síganme. Les mostraré sus habitaciones.

Caroline se dedica a no emitir sonido y a moverse de la manera más delicada posible por los grandes pasillos de la mansión de May. Todo a su alrededor relucía y casi gritaba lo caro que era todo a su alrededor. Los pisos de madera reflejaban a los tres mientras se movían sobre este para llegar a su destino, los candelabros soplados a mano les iluminaban el camino y los grandes cuadros les invitaban a perderse en ellos.

—Es difícil mantenerla caliente durante el invierno—Comenta May cuando esta nota lo inmersa que se encontraba la pelirroja en los detalles.—. Es por ello que el ala B está en desuso durante esta épocas.

—No le quita lo hermoso—Es lo único que responde la contraria.

—No lo hace—Responde deteniéndose frente a un par de puertas—. Esta en la tuya, Caroline. Elizabeth dejó un camisón para ti en ella.

—Muchas gracias, disculpa las molestias.

—No te preocupes—Caroline le sonríe en respuesta—Por ende, esta es la tuya Tommy—Le hace saber al Shelby apuntando a la puerta frente a la de Caroline—. Si necesitan algo, mi habitación es la del fondo.

Caroline estuvo tentada a soltar una carcajada cuando tales palabras salieron de la boca de May, ya que la mujer las había dirigido exclusivamente a Tommy, sin mover ni un segundo su vista de este.

—No creo molestarte durante la noche, May. Muchas gracias. Ten una buena noche —Le responde cordialmente este—. Buenas noches, Caroline.

Tommy se dedica a verla profundamente por un par de segundos, los cuales sintió como eternos, ya que el azul de sus ojos tenían el poder de hacer que el tiempo se viera más lento. Caroline, sintió como sus mejillas se encendían aún más de carmesí y sus labios se entreabrían buscando una bocanada de aire que la impulsada a contestar.

𝐂𝐚𝐫𝐨𝐥𝐢𝐧𝐞 || 𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐒𝐡𝐞𝐥𝐛𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora