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Caos.
Caos era lo que reinaba en su hogar debido a la presentación de la nueva fundación de la familia Shelby. Asistentes asegurándose que todo estuviera en su lugar, recibiendo a los invitados y tachando cosas en sus agendas. Él griterío de todos los presentes en salón donde se llevaba a cabo la presentación podía ser escuchado desde su habitación, que es donde se encontraba Caroline Shelby eligiendo qué par de zapatos llevar.
—¿Estos?— le consulta a su marido parándose frente a él modelando un par de zapatos cerrados de color marrón claro, los cuales contrastaban con el vestido rosa viejo que llevaba.
—Todo lo que uses para mi te queda bien, Hun.— le responde desde el sillón en el cual se encontraba sentado desde hace 20 minutos, ya listo con su traje hecho a medida característico.
—No me ayudas, cariño.
Una risa es la respuesta que escucha por parte de Tommy y se decide por tal par y se da unos últimos toques frente al espejo. Ve como su marido se acerca a ella para ayudarla a ajustar el collar de perlas en su cuello y al terminar, pasa una de sus manos por su cintura y deja un cálido beso en su clavícula. Su mirada no puede evitar posarse en la cicatriz que dejó ahí el impacto de bala que recibió hace un par de años que casi acaba con su vida. Tommy nota esto y para llevar su atención a otro lado, deja un húmedo beso en su cuello.
—Thomas Shelby, se lo qué haces y no voy a ceder.
—Es un simple beso, Caro.— se excusa de manera inocente, dejando otro beso igual o hasta más sugerente cerca de su oreja.
—Follamos hace menos de una hora, Tommy, basta.— lo reprende alejándose de él y abriendo la puerta de su habitación, dejando entrar más el griterío.
—En la noche no escapas de mi, Caroline Shelby— le advierte antes de dejar un húmedo beso en sus carmesíes labios—. ¡Marie, trae a los niños!
Te odio. Pensó Caroline, ya que su marido sabía como jugar con ella de esa manera para encender todo su cuerpo.
—Hola, mi amor.— saludó Caroline a Caleb cuando lo tuvo en los brazos.
Esta deposita en dulce beso en la regordeta mejilla de su hijo y procede a hacer lo mismo con Charles, el cual se encontraba siendo sostenido por Tommy. Ambos niños estaban vestidos a juego y quien no supiera, podía jurar que ambos eran mellizos. Lo único que los diferenciaba, era su color de cabello, siendo el de Charles rubio y el de Caleb negro azabache como el de su padre.
El matrimonio Shelby baja las elegantes escaleras en camino al salón donde se llevaría a cabo la presentación y son recibidos por todos los invitados con cordiales aplausos. Hasta pudo jurar escuchar uno que otro suspiro. Ya que ahí, en la cima de las escaleras, proyectaban ser la familia perfecta. Tommy deja un casto, pero dulce beso en los labios de su esposa, beso el cual deja una sonrisa en los labios de ambos y pueden sentir como los flashes los alumbran. Terminan de bajar tales escaleras y los recibe toda la familia Shelby.
