Capítulo V

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Era jueves

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Era jueves.

Los días se habían pasado lentos, ¿o solo era Caroline nerviosa por su cena con Tommy?

Sin embargo, antes de ir a cenar, esta tenía que cumplir con sus labores en el trabajo, las cuales eran: Cuidar de la pequeña Bianca. Se encontraba dentro de la habitación de la niña, ayudándola a leer un libro, el cual ella misma le regaló.

—Y el señor conejito, después de tanto caos, al fin pudo estar con su familia. Fin

—¡Muy bien!—Le Felícita realmente alegre Caroline. Ya que la pequeña había avanzado mucho en su lectura.—Ahora, tienes que tomar us medicinas antes de comer.

Después de asegurarse que esta las toma, le informa que irá a buscar su comida para así luego poder irse. Cuando esta a punto de darse la vuelta, la puerta abriéndose las interrumpe.

—Señorita Caroline—Habla desde la puerta Rose, una de las ayudantes de la casa. Caroline nota que esta va cargando las bandejas con la cena de Bianca y se apresura a ayudarla—Oh, no se preocupe señorita. Hoy me encargo yo de vigilar a Bianca con su cena. El jefe me dijo que quiere verla, así que puede tomar sus cosas y después de verlo, se puede retirar.

—Oh, está bien, Rose. Nos vemos mañana entonces—Un poco extrañada por la solicitud de su jefe, Caroline toma sus cosas que había dejado en la habitación de Bianca—Hasta mañana, Bianca. Asegúrate de tomar esas vitaminas después de la cena, ¿Si?

La niña asiente frenéticamente y Caroline ríe ante esto.

Sale de la habitación y se dirige al despacho de su jefe. Anteriormente se iba reunido en el mismo con la esposa de este, la cual fue la que la contrató. Al llegar, toca dos veces antes de que una voz en el interior le permita pasar.

—Buenas tardes, señor Sabini. ¿Quería verme?

—Oh, Caroline—Exclama este detrás de su escritorio—Pasa, pasa. No te sientas nerviosa, solo quería conocerte.

Con pasos lentos, esta llega hasta la silla frente el escritorio de su jefe, Darbi Sabini.

—¿De que quería hablar, Señor Sabini?

—Llámame Darbi, querida. No me gustan las formalidades y mucho menos si eres tu la que se encarga de mi hija—Le dice este guiñándole un ojo. Ante su gesto, Caroline se remueve incómoda en su sitio—Eres casi como mi esposa, se supone es ella la que debería encargarse de mi Bianca, pero ya sabes. ¡Las mujeres siempre buscarán la manera de sacarte dinero!

El comentario hizo de Caroline abriera los ojos ante la impresión y sintió como el calor subía hasta sus mejillas por la molestia.

—Estoy segura que su esposa podría cuidar perfectamente de Bianca si tuviera entrenamiento como enfermera.

𝐂𝐚𝐫𝐨𝐥𝐢𝐧𝐞 || 𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐒𝐡𝐞𝐥𝐛𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora