Capítulo XII (Parte III)

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Horas habían pasado desde que Caroline volvió a casa

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Horas habían pasado desde que Caroline volvió a casa. Todas esas horas las había pasado desechando todo lo que había en su estómago. No podía contener nada en el mismo, a pesar de los intentos de Ada de que ésta comiera y bebiera un poco.

La pelirroja yacía en la sala junto con Ada, la cual no había pegado un ojo en toda la noche, preocupada de que Caroline pudiera hacerse daño. Los ojos de Caroline estaban pegados en la ventana que daba a la calle. Las gotas de lluvia azotaban levemente el pavimento, por el cual se veía uno que otro auto pasar. Su mente se encontraba en blanco, no podía pensar nada. Quizá era la manera de su mente de protegerse de si misma.

—Tienes que dormir, Ada— le dice sin verla directamente, pero de reojo ve cómo está se encontraba cabeceando.

—No lo haré sin ti.

—Puedes ir tranquila, prometo no cortarme las venas.— dice en un intento de broma, lo cual no le agradó a Ada.

Cuando la Shelby está a punto de responderle, el ruido de un motor a las afueras de la casa llamaron su atención. Caroline, de manera automática se levanta del mueble, siendo movida por los impulsos y toma su bolso, donde se encontraba el arma. La toma y se dirige rápidamente a la puerta de salida, ya que sabía muy bien de quién era ese auto.

—¡Caroline!— la llama a gritos Ada—¿Que haces? ¡Vuelve aquí en este jodido instante!

Cosa la cual no hizo. Fue rápidamente empapada por la lluvia mientras bajaba las escaleras para llegar a la acera. Sube su mirada para encontrarse con los orbes azules de Thomas Shelby viéndola.

—¿Que carajos haces en Londres, Caroline?— pregunta este sin siquiera notar que esta se encontraba realmente furiosa—. Quedamos en que te irías a Birmingham.

—Felicidades— es lo único que le dice.

—¿Por?— pregunta confundido— No entiendo que dices, pero hablemos adentro al menos, te vas a enfermar.

—Por tu bebé.

Las intenciones del gánster de llevarla adentro se ven esfumadas cuando las palabras salen de su boca. Este vuelve el par de pasos que había avanzado hacia la casa y la ve expectante, esperando que siga hablando.

—Ella te dijo— una risa escapa de la boca de Caroline—. Escúchame, Caroline. No se que coño te dijo Grace, pero...

—¡Cállate!— vocifera la mujer, haciendo que este la vea un poco desconcertado—Tienes las malditas bolas de venir a decirme en mi cara

—Caroline, ese bebé no es mío, te lo juro por Dios.

—No sabes cuantas veces me haz jurado en vano, Tommy.

Este pasa sus manos por su cara, en obvia frustración. Y Caroline solo se dedica a verlo mientras aprieta cada vez más y más el revólver entre sus dedos.

𝐂𝐚𝐫𝐨𝐥𝐢𝐧𝐞 || 𝐓𝐡𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐒𝐡𝐞𝐥𝐛𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora