capitulo 37.

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Mantengo mi vista en el saco de boxeo, últimamente he tenido varios episodios de ansiedad y los he descargado con el bendito saco

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Mantengo mi vista en el saco de boxeo, últimamente he tenido varios episodios de ansiedad y los he descargado con el bendito saco. Llevo varias horas metida en el gimnasio intentando que la sensación de hormigueo en mis extremidades desaparezcan pero es simplemente imposible.

Descargo toda mi ira contra el saco provocando que caiga al suelo, no se cuantas veces lo he vuelto a poner en su lugar pero ya no me molesto en hacerlo. Termino peteandolo hasta cansarme.

—Deberías buscar a alguien que este a tu alcance para pelear. Sabes que no funciona con un saco.—La voz de Haiden me hace voltear.

El par de hermanos están parados al lado de Iván, miro a Nicole y luego a su hermano.

—Malditos asiáticos dotados de belleza.—Gruño y pateo otra vez el saco.

—¿Cuánto llevas aquí?

—No lo sé, lo suficiente para tener hambre y ganas de dormir.

—Eso no es una respuesta.—Bufa Nicole y le miro mal.

—¿Unas tres cuatro horas? Deje de medirlo a las dos.—Me siento en el suelo con las piernas cruzadas.—¿Meditamos?

—Pensé que peleariamos, pero veo que te echaste para atrás... Típico de perdedoras.—Habla la muy idiota mientras se encoge de hombros.

—No me provoques, Nicole.—Le advierto mientras le señalo.

—Uy no, que miedo. Deja de ser tan bebé y levanta de ahí, te voy a enseñar que es pelear.—Mi carcajada llena el lugar haciendo a Haiden reír.

La asiática se me acerca y me conecta un puñetazo justo en el rostro y me quedo sentada sin moverme.

—Hija de las tres mil putas, te estoy diciendo que no.—Me levanto y me paro frente a ella.

—Como si te hiciera caso... Vamos y muestra de que estas hecha. ¿O eres de esas que se caga con na...—Le doy dos puños seguidos, uno en el rostro y el otro en el vientre.

—Parale, Nicole.—Gruño y me separo de ella.

—Debo admitir que das buenos...—Termino tirandola al suelo y le golpeo en el vientre.

—¿Quieres pelear? Vamos a pelear, pero luego no me estes jodiendo.—Me paro al centro de la sala y le hago una seña para que se acerque.

—No seas quejicas.—Bufa y frunso mi ceño.

—Quejas las que vas a terminar dando.—Comenzamos la pelea de manera normal.

El puño de Nicole conecta justo en mi vientre dejándome un segundo sin aire. La maldita hija de perra utiliza golpes bajos mientras que yo me concentro en la parte superior, la logro derribar y me subo sobre ella.

—No... No te alteres soy yo.—Frunso mi ceño y es cuando caigo en cuenta de que mis golpes se están volviendo más complicados y que la estoy lastimando.

KILLER TIES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora