capítulo 39.

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—Listo, ¿Vamos ya?—Pregunto impaciente recibiendo una risa de parte del ruso

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—Listo, ¿Vamos ya?—Pregunto impaciente recibiendo una risa de parte del ruso.

Frunso mi ceño y tiro de él.

—Anda ya, Iván. Quiero irme ya.—Tiro de él mientras intenta ponerse el abrigo.

—Tenme paciencia, presiosa.—Niego y tiro de su abrigo.—Bella...—Advierte entre risas.

—Pero esque no te apresuras.—Reniego mientras me cruzo brazos.

—Vamos, vamos ya.—Salimos de su habitación y caminamos fuera de la central.

Son como las nueve treinta de la noche y apenas vamos saliendo de la central, no le he dicho a donde vamos solo que se pusiera ropa abrigada, cosa que hizo sin rechistar.

—Yo conduzco.—Asiento y le pongo la dirección en la pantalla del auto.

Comenzamos el camino sin decir nada y me concentro en verlo conducir mi vista se dirije a sus brazos y inevitablemente a sus músculos los cuales se tensan al conducir. Frunso mi ceño y niego levemente antes de volver mi vista a mis regazos.

—¿Qué pasa? Estabas muy concentrada en tu tarea de verme.—Muerdo la parte interna de mi mejilla cuando habla dándome a conocer que estaba al tanto.

—Nada... ¿Cuando lleguemos podemos ir primero a la tienda? —Pregunto para volverlo a ver.

—Vamos a ir a donde quieras.—Le dedico una sonrisa y vuelvo mi vista al frente.

Al llegar estaciona el auto en el parking y bajamos, yo un poco más rápido que él. La verdad hace mucho no voy a patinar y de verdad quiero ir.

Al llegar al sitio entramos y le tomo de la mano para guiarlo a la tienda de recuerdos, comienzo viendo todo de manera despreocupada y nada llama mi atención, eso hasta que veo un gorro con pompones, me detengo de golpe y me dirijo a donde lo venden.

—¿Qué viste?—Pregunta el ruso quien me sigue de la mano.

Con mi mano libre le señalo el gorro y este aprieta los labios para no reír.

Hijo. De. Puta.

—¿Qué tiene? Está lindo.—
Digo antes de pedirle el gorro al hombre que lo vende.

—No tiene nada, linda. Es perfecto para una chica como tu.—Habla el hombre y frunso mi ceño.

El ruso me toma de la cintura y saca su cartera para luego entregarle la tarjeta al hombre.

—¿Quieres algo más o solo eso?—Niego y tomo mi gorro.

—Solo eso, voy a comprar las entradas mientras terminas de pagar eso.—Hablo y me suelta la cintura.

Luego de comprar la entradas me entregan los dos pares de patines y me siento a esperar a Iván mientras me pongo mis patines y el gorro, el ruso llega un rato después y trae una bolsa verde en su mano.

KILLER TIES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora