capítulo 38.

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Busco a la castaña por toda la central sin obtener nada, desde que llegamos entró con una de las chicas y desde ahí la perdí de vista

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Busco a la castaña por toda la central sin obtener nada, desde que llegamos entró con una de las chicas y desde ahí la perdí de vista.

—Coronel.—Uno de los tenientes me llama y pongo mi atención en él.—Encontré a la coronel Jones.

—¿Dónde está?

—En la sala de descanso.—Frunso mi ceño y me dirijo a donde me indicó.

Se me hace raro ya que desde que la conozco nunca toma descansos, se la vive trabajando hasta en horario no laboral.

Abro la puerta de la sala encontrándome con una castaña sumamente concentrada en dormir al niño sobre su pecho.

Me siento en una silla que está en la esquina sin hacer ruido y me concentro en verla.

—Deja de joder.—Gruñe medio divertida.

—¿Recuerdas cuando te subiste al caballo?—Habla una mujer.

Creo que está en una llamada.

—Cállate, odio esos animales. Más a ese caballo secuestrador.—La risa de la mujer es algo contagiosa y notoriamente similar a la de la castaña.—Cállate, mujer. Vas a despertar al niño.

—Devuelve a ese bebé.—Habla un poco más seria.

—No lo quiere, en cierto punto la entiendo. Él no es algo deseado, fue por un maldito abuso pero...  No creo que él tenga la culpa.—Suspira algo desanimada.

Carraspeo un momento llamando la atención de la castaña quien me mira extrañada.

—Sigue con eso, tengo que colgar.

—Okey, luego te llevaré a ver al caballo secuestrador.—Bella frunce el ceño y niega de mala forma mientras cuelga la llamada y da pequeños golpecitos en la espalda del niño.

—¿Qué pasa?—Ella me mira con la cabeza ladeada y cierta curiosidad en su rostro.

—¿Qué haces aquí?

—Yo te hice una pregunta primero.—Mira al bebé y luego a mi.

—La chica no lo acepta... La entiendo no es fácil un embarazo y menos en las condiciones de ella pero no creo que él tenga la culpa.—Frunso el ceño y me levanto para ver de cerca al niño.

Es bastante tierno y pequeño, la imagen de la castaña es bastante tierna al verla con el bebé en brazos.

—Es muy...

—Hermoso, divino, guapo, bello.—La miro divertido y alzo las cejas ante su arrebato de ternura.

—Iba a decir tierno.

—Si, tierno también.—Dice entre risas.—Y si vieras sus ojitos te enamoraría más de él.—Besa su mejilla regordeta y el niño se remueve.

La verdad si es muy tierno y hermoso.

KILLER TIES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora