𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐂𝐎𝐃𝐒©── ᴊᴀsᴏɴ ɢʀᴇᴄᴇ

𝐈𝐗

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𝐈𝐗

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Piper.

Piper caía a través del cielo, no podía recordar muy bien como llegarón allí, solo sabía que todos habían querido abandonar Queber velozmente. La ultima advertencia de los hijos de Bóreas rondando en las mentes de todos. Piper noto que Megara apenas dijo unas cuantas palabras después de lo que había sucedido en la sala del trono del Dios, parecía decidida a no hablar con ninguno durante la misión, y mucho menos mirar hacia Jason. Más de una vez trato de pensar en algo que decir, o alguna pregunta que haber, sobre lo que dijo Bóreas, pero luego ella tenia sus propios problemas, y miedos, más después de su ultimo sueño. Muy por debajo vio las luces de una ciudad brillando al romper el alba y, a varios cientos de metros, el cuerpo del dragón de bronce dando vueltas fuera de control, con las alas caídas y fuego parpadeando en su boca como una bombilla mal conectada.

Un cuerpo pasó como un rayo a su lado: Leo, que gritaba y trataba de agarrar frenéticamente las nubes.

—¡No moooooola!

Ella intentó llamarlo, pero ya estaba demasiado abajo.

En algún lugar por encima de ella, Jason gritó:

—¡Piper, equilíbrate! ¡Abre los brazos y las piernas!

Resultaba difícil controlar el miedo, pero hizo lo que él le dijo y recobró algo de equilibrio. Descendía con las extremidades totalmente extendidas como un paracaidista en caída libre, notando el viento por debajo como un bloque de hielo sólido. Entonces apareció Jason envolviéndole la cintura con los brazos.

«Por suerte», pensó Piper. Pero una parte de ella también pensó: «Genial. Es la segunda vez que me abraza esta semana, y las dos veces porque me estoy cayendo».

A su lado, Piper noto a Megara, a diferencia de ellos, no gritaba como loca, por su inminente muerte, sino que paso zumbado a un lado de ella y Jason como una flecha.

—¡Tenemos que coger a Leo, y Megara! —gritó desenfrenada Piper.

Empezaron a caer más despacio mientras Jason controlaba los vientos, pero seguían dando sacudidas arriba y abajo como si estos se negaran a colaborar.

—¡Esto se va a poner feo! —advirtió Jason—. ¡Agárrate!

Piper lo rodeó fuerte con los brazos, y Jason se lanzó hacia el suelo. Probablemente Piper gritó, pero de su boca no salió ningún sonido. Se le nubló la vista.

Y entonces, ¡pum! Se estrellaron contra otro cuerpo caliente: Megara, que solo se volvió hacia ellos, con una mirada de molestia.

—¡No te resistas! —dijo Jason—. ¡Soy yo!

— No... déjame.— demando la chica, Piper por un segundo pensó que estaba completamente loca.

— Déjame, Jason, lleva a Piper con seguridad al suelo, no podrás con todos.

— Pero morirás.— Advirtió Jason.

— Megara no es tiempo de creerse héroe.— trato de razonar Piper. Pero la chica negó.

— Solo encargare de llevar a salvo a Piper, puedo salvame sola, y llevar a Leo.

Piper noto en el rostro de Jason la inseguridad, pero al final decidió soltar a la chica. Piper chillo al ver a esta volver a su posición de flecha y descender mucho mas rápidos que ellos. Ambos fueron testigos del momento en el que Megara cogió en brazos a Leo, incluso le escucharon chillar: