𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐂𝐎𝐃𝐒©── ᴊᴀsᴏɴ ɢʀᴇᴄᴇ

Prologue

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Prologue

( the last olympian)

❝ Heroína del Olimpo... 

¡Salvadora de los dioses! ❞

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Percy.

—Papá...

—¡Chist! —dijo—. Ningún héroe está por encima del miedo, Percy. Y tú te has elevado por encima de todos los héroes. Ni siquiera Hércules...

—¡Poseidón! —clamó una voz atronadora.

Zeus ya había ocupado su trono y le lanzó una mirada fulminante, mientras los demás dioses ocupaban sus asientos. Incluso Hades estaba entre ellos, acomodado en una simple silla para invitados junto al hogar. Nico se había sentado a sus pies con las piernas cruzadas, pero su mirada estaba en la silueta de pie a mi derecha, Megara, quien se erguía orgullosa a mi lado, luciendo su armadura griega de color negro y forjada en Hierro Estigio. Con el poder de succionar la esencia vital de su víctima. Su cabello era un desastre revuelto platinado, causas de haber sostenido el cielo, y resistir la maldición del titán hace dos años atrás, tal como yo tenia un solo mechón por la misma causa. Su yelmo de batalla estaba en su brazo, sostenido firmemente, y en la vaina de su cintura estaba su espada, era una espada de doble filo, hecha de Bronce Celestial y hierro estigio, capaz de matar a monstruos y mortales por igual, así como herir a semidioses, su brazalete de plata un obsequio de Atenea, la Égida estaba en su forma normal, ya que no la estaba usando. Hades tenia una mirada de orgullo, satisfacción viendo a su hija allí, entre nosotros. Incluso yo no podía evitar sonreír.

Se había terminado, la guerra, la profecía, solo esperaba que finalmente tuviera algo de paz, todos lo merecíamos. En los ojos grisáceos, y siempre lúgubres de Meg, también se reflejaba una pizca de orgullo, pero también cansancio, y temor. Al final, ella tenia de enemigos a la mayoría de los Olímpicos mayores, incluso peor que yo, estar aquí no le gustaba, podía sentirlo. Tantos años siendo amigos, me enseñaron a poder atravesar los muros de Meg. Y sabia perfectamente que estar en la presencia de quienes la maldijeron al nacer, y haberse esforzado su vida entera por matarla no le gustaba. Su decisión, y su batalla con Cronos, además sus ultimas palabras demostraron que la maldición de Meg seguía allí, y que los dioses jamas estarían satisfechos hasta que la hija de Hades descansara.

Megara era una heroína, pero ellos temían a ella, la odiaban, y le preocupaba que la profecía, no se refiriera a esta caída, incluso yo estaba nervioso, pero no lo demostraría.

—¿Y bien, Poseidón? —refunfuñó Zeus—. ¿Eres demasiado orgulloso para sumarte a nuestro consejo, hermano?

Pensé que mi padre se enfurecería, pero me miró y me guiñó un ojo.

—Será un honor, señor Zeus —contestó.

Supongo que existen los milagros. Poseidón caminó muy erguido hasta aquel asiento de barcaza y el Consejo de los Dioses dio comienzo.

────•Ω•────

Mientras Zeus hablaba —un largo discurso sobre la bravura de los dioses, etcétera—, Annabeth entró y se situó a mi lado. Tenía muy buen aspecto teniendo en cuenta que se había desmayado hacía poco, esta dio una pequeña sonrisa a Meg, parecía leer también su nerviosismo, tenia sentido, ya que eran mejores amigas incluso mucho antes de conocerme.