𝐗𝐈𝐈𝐈

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Megara.

Después de su fuga de los grandes almacenes, Megara se había mantenido mas en guardia que nunca, volando Leo hizo mención de que necesitaba hacerle ajustes a Festo, y aunque la chica no era hija de Hefesto, no se tenia que ser un genio para saber que el dragón llevaba mucho peso, y eso les traería problemas.

Al final, Jason convenció a Leo de irse a dormir, y ella también lo hizo, estaba mas agotada que nunca. Ese era el problema con la maldición de Aquiles que llevaba, aun recordaba como si fuera sido ayer eso, como obtuvo tal don con una moneda de doble cara:

—Entonces... ¿qué? ¿Me zambullo y ya está?

—Debes prepararte primero —le tuve que explicar al lento de Percy. El seguía enojado por la traición de Nico, y estaba algo serio conmigo, creía que le traicioné, hasta que me paré frente a mí padre, y no le quedo mas opción que enviarme a una celda junto a Percy, porque no traicionaría a mis amigos. Hades me había engañado tanto como a él, y desde que Nico insistió en ir al palacio, no estaba segura de ello.—. Si no, el río te destruirá. Abrasará tanto tu cuerpo como tu alma.

—Suena divertido —murmuró entre dientes.

Rodé los ojos, esto era serio.

La idea mas estúpida e inteligente que he tenido en mi vida, es llevar a mi mejor amigo a darse un baño al estigio. En mi defensa Nico alentó esa idea, cuando le hable de lo que pensaba sobre porque Luke era tan invencible ahora en batalla.

Siempre fui la mejor espadachín del campamento, Luke era el segundo, pero desde que se marcho, era incluso mejor que yo. Y eso me daba la idea, de que era por esto. Percy necesitaba estar en ventaja para poder vencerle.

—No estamos para bromas —advirtió Nico—. Sólo hay un modo de permanecer anclado a tu vida mortal. Tienes que...

Percy miró a mi espalda y abrió los ojos como platos. Así que me volví en redondo y me encontré frente a frente con un guerrero griego.

Por un segundo, Percy y yo nos miramos, poco seguros, nuestras mentes pensando lo mismo, o mejor confundiendo al guerrero con un dios, que odiaba a Percy, en mi caso no me iba tan mal con el dios de la guerra. Aun así lo tomé por Ares, porque el tipo tenía exactamente el mismo aspecto que el dios de la guerra: alto y fornido, con el rostro lleno de cicatrices y el pelo oscuro rapado. Llevaba una túnica blanca y armadura de bronce. Bajo el brazo sujetaba un casco de guerra con un penacho de plumas. Sus ojos, sin embargo, eran humanos, de un verde tan claro como un mar poco profundo. Debajo de la pantorrilla izquierda, a la altura del tobillo, tenía clavada una flecha ensangrentada.

—Aquiles —dije sin duda alguna, este era un héroe inolvidable.

El fantasma asintió.

—Le advertí al otro que no siguiese mi camino. Y ahora se lo advierto a ustedes.

—¿A Luke? ¿Hablaste con Luke? —preguntó Percy, apreté mi mandíbula, y cerré mis puños, era justo lo que creía.

—No lo hagas —insistió—. Te volverá muy poderoso, pero también te hará más débil. Tu destreza en el combate superará la de cualquier mortal, pero tus debilidades y defectos se acrecentarán también.

𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐂𝐎𝐃𝐒©── ᴊᴀsᴏɴ ɢʀᴇᴄᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora