𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐂𝐎𝐃𝐒©── ᴊᴀsᴏɴ ɢʀᴇᴄᴇ

𝐗𝐈

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𝐗𝐈

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Megara.

Megara soñó que estaba flotando en la nada. No se sintió como sus viajes por las sombras, tampoco como flotar en el agua, era literalmente flotar en el vacío, no había nada. O eso creyó hasta que escuchó el débil llamado, o un suave susurro, el vacío comenzó a reformare.

Ya no era solo la nada, ella se vio en una jaula de tierra. Zarcillos de raíces y de piedra se arremolinaban entre ellos, encarcelándola. Al otro lado de los barrotes, vio el fondo de un estanque seco, con otra espiral de tierra que crecía en el otro extremo, y encima, las maltrechas piedras rojas de una casa incendiada.

Junto a ella en la jaula, había una mujer con ropa negra sentada de piernas cruzadas, con la cabeza cubierta por un manto. Apartó el velo y dejó a la vista una cara orgullosa y hermosa..., pero también endurecida por el sufrimiento.

—Hera —dijo con un resentimiento marcado Megara.

—Bienvenido a mi cárcel —dijo la diosa—. No tengo mucho tiempo, apenas y puedo mantenerme consiente en tus sueños.

Megara gruño, y endureció sus puños.

— ¿Cómo te atreves a fingir que puedes usarme como tu marioneta o mensajera? ¿A donde has enviado a Jackson?

—No tenemos mucho tiempo, mi campeona. La tierra se agita contra nosotros, y debemos actuar rápido.

Megara regreso su gruñido.

— No te atrevas a fingir que te importa, todos los dioses son iguales, y tu mas. Y no te atrevas a llamarme de ese modo, ¿dime donde esta Percy?

— Megara.

— No— demando la chica— Tenemos un trato con los dioses, y yo pacte contigo.

— Me guardas rencor por lo que tu abuelo hizo, pero no puedes hallar tal culpa en mí.

Megara resoplo con burla.

— Típico de los dioses, culparse unos a otros, ninguno sabe aceptar o asumir sus equivocaciones. ¿Ahora dime qué piensas poder ganar aquí?

Megara noto que Hera parecía mucho mas cansada, y encorvada en si misma. Pero nada de eso le importaba.

—Algunas fuerzas son superiores a los dioses —dijo—. Y tu sabes que se esta agitando en la tierra. Solo tú puedes liberarme, y cada día que pasa me debilito más.

Megara apretó mas su mandíbula.

— Puedo señalarlo, pero esperaba que no me involucraras, luego te llevas a Percy, ¿Por qué no a mí?

Hera sonrío con tristeza.

— ¿Y arriesgarme a qué una vez mas me desafiaras? Te conozco Megara, no hubieras obedecido, en cambio Percy...

— No es tu marioneta para usar, ¿dime a donde lo has enviado?

— Obtendrás tus respuestas mi campeona, pero solo si me ayudas.

Megara sabia lo que estaba jugando Hera, la necesitaba si ella quería ayudar a encontrar a Percy. No veía muchas opciones, por su cuenta no lo haría sola, los dioses habían mantenido este secreto por eones. Y a salvo de todos los héroes, ella no lo encontraría sin ayuda de Hera.

— ¿Cómo has podido caer en esta treta tan obvia?

—No me di cuenta de lo rápido que se estaba agitando la tierra hasta que ya era demasiado tarde. Fui todavía más imprudente que Zeus: una esclava de mis impulsos. Está pasando exactamente lo mismo que la primera vez.