𝐗𝐕𝐈𝐈

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𝐗𝐕𝐈𝐈

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Jason.

—¡Excelente! —rugió el gigante cuando Jason se acercó primero—. ¡Un aperitivo! ¿Quién eres?, ¿Hermes? ¿Ares?

Jason se planteó seguir con esa idea, pero algo le decía que no le convenía.

—Soy Jason Grace —dijo—. Hijo de Júpiter.

Aquellos ojos blancos le perforaban. Detrás de él rechinaba la sierra circular de Leo, y Piper hablaba con la jaula en tono tranquilizador, procurando que su voz no reflejara miedo. Megara apenas y tomo en cuenta su hazaña de usar el nombre Romano de Zeus.

Porfirio echó atrás la cabeza y se rió.

—¡Extraordinario! —Alzó la vista al cielo nocturno cubierto de nubes—. ¿Así que vas a sacrificar a un hijo por mí, Zeus? Te agradezco el gesto, pero eso no te va a salvar.

El cielo ni siquiera retumbó. Ninguna ayuda de arriba. Jason estaba solo.

Eso fue hasta que Megara avanzo hacia el gigante, este se fijo en ella, pero no le dio gran importancia.

— ¿Y tú quien eres, pequeña mortal?

— Tu caída de regreso a la tierra.

Esta dijo con mucha seguridad en su voz, ganadose una gran risa del gigante.

Jason bajó la porra improvisada mirando la audacia de Megara, decir cosas a los dioses eran cosas, luchar par con par contra un gigante, quizás Megara si estaba loca. El tenía las manos llenas de astillas, pero eso entonces no importaba. Tenía que ganar tiempo para Leo y Piper, y no podía hacerlo sin un arma como es debido.

Era el momento de mostrarse mucho más seguro de como se sentía, tal como estaba actuando Megara.

—Si supieras quién soy —gritó al gigante—, te preocuparías por mí, no por mi padre. Espero que hayas disfrutado de tus dos minutos y medio de renacimiento, gigante, porque te voy a mandar otra vez de cabeza al Tártaro.

Los ojos del gigante se entornaron.

Plantó un pie fuera del estanque y se agachó para ver mejor a su rival.

—Así que... empezamos alardeando, ¿eh? ¡Como en los viejos tiempos! Muy bien, semidiós. Soy Porfirio, rey de los gigantes e hijo de Gaia. En la Antigüedad, salí del Tártaro, el abismo de mi padre, para desafiar a los dioses. Secuestré a la reina de Zeus para provocar la guerra —sonrió mirando a la jaula de la diosa—. Hola, Hera.

—¡Mi marido ya te destruyó una vez, monstruo! —dijo Hera—. ¡Y lo volverá a hacer!

—¡No me destruyó, querida! Zeus no era lo bastante poderoso para matarme. Tuvo que recurrir a un insignificante semidiós para que le ayudara, e incluso entonces estuvimos a punto de vencer. Esta vez terminaremos lo que empezamos. Gaia está despertando. Nos ha provisto de muchos criados buenos. Nuestros ejércitos sacudirán la tierra... y os destruiremos de raíz.

—No os atreveréis —dijo Hera, pero se estaba debilitando.

Jason lo notaba en su voz. Piper seguía susurrando a la jaula, y Leo no paraba de serrar, pero la tierra seguía subiendo dentro de la celda de Hera, cubriéndola hasta la cintura.

—Oh, sí —dijo el gigante—. Los titanes trataron de atacar vuestro nuevo hogar en Nueva York. Atrevido, pero infructuoso. Gaia es más sabia y más paciente. Y nosotros, sus hijos mayores, somos muchísimo más fuertes que Cronos. Nosotros sabemos cómo mataros a vosotros, los dioses del Olimpo, de una vez por todas. Hay que desenterraros del todo como árboles podridos y arrancar y quemar vuestras raíces.

𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐂𝐎𝐃𝐒©── ᴊᴀsᴏɴ ɢʀᴇᴄᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora