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Megara.

—Oh, mucho mejor —masculló Octavio.

Parecía el único que no trataba a Reyna como su superiora, a pesar de que era flaco y pálido y de que por algún motivo llevaba colgados tres osos de peluche del cinturón.

Megara miro los ositos con cuidado, eso era muy extraño, incluso para ella.

—Quieres que nos relajemos a la sombra de su buque.

—Son nuestros invitados —Reyna separó claramente cada palabra—. Les daremos la bienvenida y hablaremos con ellos. Como augur del campamento, deberías ofrecer un sacrificio para dar las gracias a los dioses por traer a Jason sano y salvo.

—Buena idea —intervino Percy—. Ve a quemar tus ositos, Octavio.

Pareció que Reyna hacía un esfuerzo por no sonreír.

— ¿Ositos? ¿Augur...?— Megara miro confusa a Percy— Creí que el Augur era el sacerdote en los tiempos de rom...— Megara no siguió por allí, cuando Jason y Reyna le miraron— Solo digo, no se supone que sacrifican en ofrenda a los dioses, ¿por qué quemaría a los osos pandas? eso es incluso cruel en mis libros.

Percy trato de no reírse, sabía que la mirada de inocencia de su mejor amiga solo era una broma, porque Megara no podía pasar nada sin burlarse.

— Eso es, pero hoy en día solo usamos animales de peluche, ya sabes para no ser tan...— Jason explico mirando la mirada de Octavio y Reyna, pero no sabía como terminarlo.

— ¡Que horror!— Megara miro con ojos fingidos de espanto a Octavio— Debes ser el terror de las jugueterías, y los niños pequeños.

Octavio parecía muy ofendido ahora, y Reyna parecía con ganas de reírse, Percy no tuvo problemas, el se burlo abiertamente divertido, sabía que Megara se llevaba algo así entre manos.

— Como puedes...— Octavio no termino porque Reyna intervino.

—Ya conocéis mis órdenes. Idos.

Los oficiales se dispersaron. Octavio lanzó a Percy una mirada de profundo odio, seguida a Megara, al cual sonrío con descaro y petulancia. A continuación, echó un vistazo con reservas a Annabeth y se marchó con paso airado.

Percy cogió la mano de Annabeth, y paso un brazo sobre los hombros de Megara alejando a Jason de esta.

Jason miro con ojos fastidiosos a este.

—No se preocupen por Octavio —dijo Percy con una sonrisilla de picardía que Megara sabía, ponía las piernas de Annabeth de gelatina—. La mayoría de los romanos son buena gente, como Frank, Hazel y Reyna. No nos pasará nada.

Megara se sintió como si alguien le hubiera colocado un paño húmedo sobre el cuello borrando su sonrisa. Volvió a oír aquella risa susurrante, como si la presencia la hubiera seguido desde el barco. No era bueno, miro a su alrededor sin hallar respuesta alguna.

Alzó la vista al Argo II. Su enorme casco de bronce brillaba al sol. Una parte de ella deseaba secuestrar a Annabeth y Percy en el acto, subir a bordo y largarse mientras todavía estuvieran a tiempo.

Seguía teniendo la sensación de que algo iba terriblemente mal. Pero no pensaba arriesgarse a volver a perder a Percy bajo ningún concepto, tampoco podía dejar a tras a los demás, Megara miro a su mejor amiga la cual le observaba, parecía que Annabeth también se dio cuenta de sus temores, trato de sonreírle para calmarle, pero Annabeth le conocía demasiado bien.

𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐂𝐎𝐃𝐒©── ᴊᴀsᴏɴ ɢʀᴇᴄᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora