Un beso inesperado

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Un beso inesperado


Nuevamente el silencio se había apoderado de la sala ante las palabras de Severus, nunca antes lo habían escuchado hablar en ese tono, con tanta preocupación por otra persona, había algo en su voz, algo parecido a un cariño que a todos conmovió. Molly se enjugaba las lágrimas por la ternura que le inspiraba la pareja de profesores. Severus les recorrió con la mirada observando como cada uno le veía con simpatía por primera vez desde que los conociera, y no estaba seguro que eso le agradara.

Albus estaba más que feliz, no podía disimularlo. En el único en quien no se atrevía a poner los ojos era en quien más interesado estaba de conocer su reacción, sentía que acababa de cometer un grave error, pero era cierto, no quería arrastrar a nadie a ese mundo tan terrible, y menos a Abbatelli, pues pesar de que en ocasiones le exasperaba, y esa noche más veces que nunca, ahora que estaba a punto de verlo en peligro comprendió que empezaba a tenerle algo de afecto.

— Severus... —susurró Ángelo entrelazando sus dedos con los del profesor—... gracias por preocuparte por mí, ha sido algo hermoso, pero no tienes porqué hacerlo.

— No puedes imaginarte lo que es traer la marca, Abbatelli. —dijo apretando con más fuerza su mano enlazada con el Veela—. No va contigo, no la mereces.

— Tú tampoco, pero quiero luchar a tu lado... ese es el lugar que quiero.

— Esto es... muy romántico. —comentó Harry finalmente, aunque su voz no sonaba tan burlona como pretendía y lucía casi quebrada—. No me imaginé que las reuniones de la Orden fueran así, ahora entiendo la restricción para menores... ¿qué sigue ahora? ¿la propuesta de matrimonio?... ¿o Ángelo nos dará clases sobre sus habilidades en manipulación sexual?

— ¡Harry Potter! —bramó Dumbledore enfadándose sinceramente—. No hagas que me arrepienta de haber considerado que eras lo suficientemente maduro para entrar a este círculo. Deberías estar contento de que uno de nosotros tendrá ayuda cuando más lo necesita... ¿o es que no te preocupa el futuro de Severus?

— Creo que no hace falta su respuesta, todos la sabemos. —respondió Snape adelantándose—. Siento que esto le aburra, Potter, pero nadie le obligó a venir.

— Vuelve a disculparte, Harry, no entiendo lo que sucede contigo. —pidió Dumbledore suspirando cansado.

— De acuerdo. Lo siento, otra vez. —dijo apretando los dientes.

— Me parece que será mejor que continuemos con la reunión otro día. —propuso Albus—. Esta noche no parece que nos podamos poner de acuerdo. Quiero verte en mi oficina ahora, Harry, sin demora.


Harry notó como todos le miraban intrigados, algunos incluso con reprobación y se sintió extraño, por primera vez parecían apoyar a Snape por sobre de él. Vio como Molly quiso acercarse a consolarlo, quizá era la única que no lo juzgaba tan duramente, pero al ver como Ángelo se colgaba del brazo de Severus para salir, se apresuró a despedirse de la mujer y fue tras de ellos.


— ¡Me pusiste en ridículo! —escuchó que Severus le reclamaba a Ángelo en voz baja al dar vuelta en una esquina—. ¡Por andar usando esas dotes tuyas de Veela hasta Potter se burló de mí!

— Harry no se burlaba, sólo estaba...

— ¡No me importa cómo estaba! ¡Odio saber que pudo aprovechar la oportunidad para dejarme como un idiota!... ¡Yo no estoy enamorado de ti, y por tu culpa ahora todos piensan que sí!

— ¿Y sería tan malo eso? —preguntó dolido.

— Abbatelli... sácame de tu cabeza ahora mismo ¿me has entendido?

Enfermo de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora