Día de la amistad... y del amor

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Día de la amistad... y del amor


Ángelo miró nervioso a todos lados, no le importaba que en ese momento él fuera el centro de atención de medio alumnado, su elegante porte de Veela acentuado con un traje de seda blanco con delicados ribetes dorados le daba un aire angelical que para nadie pasaba desapercibido, su cabello castaño claro se movía como influenciado por un hechizo de graciosa frescura. Pero sus ojos semiocultos por su antifaz de plumaje de cisne no lucían felices, buscaba afanosamente entre los asistentes, rechazando cordialmente a quien se animaba a invitarlo a bailar, él quería destinar su tiempo a una sola persona y al no verlo se sentía preocupado.


— Albus. —dijo acercándose al director quien conversaba con Minerva mientras disfrutaba de un raspado de limón sin importarle aún encontrarse en pleno invierno—. ¿Has visto a Severus?

— ¿Severus?... él salió, Ángelo, le pedí que fuera a investigar sobre los ataques que se han suscitado en los últimos días.

— ¿Sin mí?

— No lo creí necesario, y Severus tampoco, nos pareció que no era nada grave y Remus podía ayudarlo mientras tú disfrutabas de la fiesta.

— No puedo disfrutarla sin él... me iré a mi habitación. —comentó con tristeza.

— Espera, quédate un poco más... ¿quieres un poco de raspado? Me parece que te gustará.


Ángelo sonrió tímidamente rehusándose a quedarse, pero Albus pensó que necesitaba actuar con rapidez si no quería que el plan se viniera abajo, sin embargo, no fue necesario inventar nada, justo en ese momento, Ron entraba al salón en compañía de Hermione, es decir, Harry, y los ojos de Ángelo se desviaron hacia ellos, mirando asombrado como las manos de sus dos estudiantes se mantenían entrelazadas con firmeza.


— ¿Harry... viene con Ron? —preguntó intrigado.

— Me parece que sí.


La respiración de Ángelo se aceleró notablemente cuando notó que la camisa de Harry le acentuaba una figura que no le había notado, una terrible sospecha le hizo palidecer, lo cual manifestó aún más al quitarse el antifaz para poder mirar mejor.


— ¿Embarazado?... ¿Harry está embarazado?

— Sí, lo está. Creo que esos dos chicos han decidido darlo a conocer en esta fiesta.

— ¿Ellos... los dos? —cuestionó nervioso—. ¿Ron con Harry?

— Sí, esta mañana hablé con ellos, Ángelo. Parece que tienen una relación esporádica desde hace tiempo, pero en cuanto supieron del estado de Harry pensaron que lo mejor era formalizar... tal vez saliendo del colegio se comprometan.

— No... no puedo creerlo.


Pero Ángelo no era el único que miraba con incredulidad el hecho de que Ron y Harry entraron juntos al baile y tomados de la mano como cualquier otra pareja. Los cuchicheos no se hicieron esperar lo que provocó que tanto Ron como Hermione temblaran.


— Nos van a descubrir. —gimoteó Ron asustado.

— Si no sonreímos es probable, Ron... Anda, sonríe y vamos a bailar.

— ¿Crees que sea buena idea?

— No sé, pero eso es lo que Harry nos pidió, así que hagámoslo.


Ron asintió y algo torpemente condujo a Hermione al centro de la pista. Por un segundo le miró sin saber cómo debía comportarse, por una parte, tenía frente a él a la chica que tanto le gustaba pero la imagen que se reflejaba en sus ojos azules era la de su mejor amigo, estaba aturdido. Hermione lo notó y notó también como muchas miradas estaban fijas en ellos, sobre todo la proveniente de unos ojos aceitunados que no perdían detalle de sus movimientos. Suavemente se reclinó sobre Ron y le instó a rodearla con sus brazos, Ron obedeció de inmediato, pero eso no impedía que su rostro hubiera adquirido un color rojo como tomate.

Enfermo de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora