El mejor regalo

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El mejor regalo


Esa noche, Harry puso todo su esfuerzo en concentrarse en sus tareas, escribía frenéticamente sus redacciones, quería ponerse al corriente luego de tantos días de apatía que no le habían dejado nada bueno. Un cosquilleo en la nuca le hizo sentirse observado, levantó la cara y vio a su par de amigos en silencio junto a él, mirándole como si se tratara de un fenómeno.


— ¿Qué? —les cuestionó abrumado.

— Nada. —respondió Hermione débilmente mientras Ron no cerraba la boca.


Harry intentó volver a concentrarse e ignorarlos, pero le fue materialmente imposible, y dejando la pluma y el pergamino a un lado, volvió a mirarlos.


— ¡¿Qué?! —repitió tan brusco que los hizo saltar en su asiento.

— ¿Qué de qué? —preguntó Ron pasando saliva ruidosamente.

— ¿Por qué me están mirando de ese modo?

— ¿Cómo? —preguntó Hermione con fingida inocencia.

— ¡Así!... ¡Justo como me están mirando ahora!


Ron y Hermione cruzaron una mirada y haciéndose señas que no cumplieron su objetivo de pasar desapercibidas, finalmente Hermione comprendió que el pelirrojo no se decidiría a hablar. Tal vez no pudiera culparlo pues ella también moría de nervios, pero respirando hondo se acercó a Harry sentándose a su derecha mientras que Ron, motivado por la valentía de su amiga, lo hizo al otro lado.


— Te vimos esta mañana coqueteando con Snape. —dijo Hermione con un hilo de voz.

— ¿Coqueteando? —cuestionó Ron—. ¡Ustedes prácticamente estaban llegando casi a tercera base frente a toda la clase!

— Vieron mal. —respondió Harry regresando a su trabajo ocultando a la perfección el bochorno que sentía.

— Te creeríamos, Harry, pero te vimos... ¿qué sucede entre tú y Snape?

— Escucha, Hermione, y tú también Ron. Olvídense de cualquier cosa que vieron o que creyeron ver, eso es lo mejor que pueden hacer.

— Yo creí que te gustaba el Veela. —comentó Ron confundido.

— ¡Que te dije muchas veces que no me gustaba, Ron!

— Ya nos dimos cuenta, no grites, compañero... ¿Pero... el murciélago?

— Mi murciélago es divino y no te permito que vuelvas a llamarlo de esa manera. —exigió resignado a que no se conformarían con una mentira—. Severus y yo tenemos una relación muy bonita y no quiero que nadie la estropeé.

— Pero él está con el Profesor Abbatelli ¿o no?

— Aparentemente. —respondió Harry encogiéndose de hombros—. Escuchen, les contaré todo pero quiero que me prometan que nadie más se enterará, esto es muy importante para Severus y para mí.

Ron y Hermione asintieron y aprovechando que no había nadie más que ellos en la sala común, Harry les relató todo lo que había estado viviendo los últimos meses desde que se diera cuenta de sus sentimientos por Severus. Al final, sus dos amigos batallaban para emitir sonido alguno, pero de pronto, la expresión de Ron fue la primera en cambiar hacia una de furia e indignación.


— ¡Maldito Veela, mira que se veía tan buena gente! —bramó indignado.

— Estoy de acuerdo contigo. —secundó Hermione igual de embravecida—. ¡Y pensar que me caía bien!... ¡Que ilusos todos de creerle!

Enfermo de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora