Naturalezas
¿Cómo decirse adiós luego de una noche donde se volvieron uno solo?
¿Qué importaba ser prudentes cuando quizá lo que deseaban era ser descubiertos?
Severus y Harry se besaban en el pasillo que conducía hacia la entrada a la Torre Gryffindor, apenas sí retrocedieron un par de pasos hacia la oscuridad cuando escucharon pasos aproximándose, pero no se separaron, comían avorazados de sus besos, gimiendo ante la ansiedad de regresar al aula abandonada, la tentación era inmensa. Severus fue quien reunió fuerzas primero para separarse y al recordar que aún llevaba puesto su disfraz de la noche anterior comprendió que era un riesgo para que fueran descubiertos
— Debemos regresar al aula de Pociones, Harry. No puedes entrar vestido así a la Torre, si tus compañeros te ven sabrán que no eras el mismo que estaba con Weasley.— Si, y a tu amorcito le dará un infarto si sabe que acudiste a la fiesta sin él.
Severus sonrió, sabía que Harry ya no llamaba así a Abbatelli por hacerlo rabiar, ahora había más relajación en su voz, un modo de no tomarse tan serio el hecho de que Ángelo aún existiera en sus vidas pese a todo. Tomados de la mano emprendieron el camino hacia las mazmorras, algo que resultó toda una aventura, reían divertidos mirando siempre antes de doblar por algún pasillo, corriendo a esconderse traviesos cuando veían a alguien aproximarse, jugando a espantarse el uno con el otro. Ninguno quiso usar su varita para pasar desapercibidos, la emoción era mayor de ese modo, y cuando finalmente estuvieron dentro del aula de pociones, volvieron a olvidarse de sus intenciones de cambiarse de ropa y simplemente se deshicieron de la que llevaban encima.
Había algo que Severus quería recordar, pero al no conseguirlo, no podía despedirse sin tener de nuevo la experiencia. Sujetó a Harry de la cintura para colocarlo sobre el escritorio y sin siquiera avisar, se apoderó del miembro del chico con su boca. Harry se recostó sobre la plana superficie, con sus mejillas encendidas de placer, sus dedos hundiéndose en la negra cabellera de su amante, acariciándole más que apurándole.
Severus se sintió feliz cuando al fin pudo sentir un líquido caliente deslizarse por su garganta.
— Esta noche... —le dijo cuando volvió a erguirse y Harry le correspondía masturbándole y él hundía su rostro en el cuello del muchacho para besarlo—... quiero que vengas esta noche.— Vendré siempre que me lo pidas.
Severus asintió, se abrazó de Harry mientras el chico continuaba masajeándole repetidamente hasta que su mano recibió la descarga de Severus y ambos se miraron satisfechos.El día pasó muy lentamente para Harry, había quedado estar en el aula abandonada a la medianoche y las horas parecían haberse detenido, lo único que le quedaba por hacer era mirar como las manecillas de los relojes avanzaban muy despacio, buscaba afanosamente alguno que marcara más adelantado el tiempo, pero hasta los relojes parecían haberse confabulado contra él, ninguno quería ayudarlo. Para Severus no era demasiado diferente. Tuvo que quedarse con Ángelo en su habitación mientras ambos revisaban los deberes de los estudiantes a su cargo. Evitó hablarle, no quería que nada enturbiara el hecho de sentir a Harry aún dentro de él, de sus caricias recorriéndole la piel entera, no quería volver a perder otro recuerdo. Así que cuando Ángelo terminó su trabajo y se le acercó con toda intención de abrazarlo, Severus se levantó de su asiento fingiendo ir por unos libros de su biblioteca personal.
Eso no amilanó al Veela, volvió a acercársele para rodearlo por la cintura tan firmemente que a Severus ya no le fue posible escapar, aunque odiaba no poder gritarle lo que pensaba de él.
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Enfermo de amor
FanfictionEl amor desmedido puede ser la perdición de cualquier persona. Es tan peligroso no saber amar, como amar demasiado. Harry creía conocerse bien, pero cuando va descubriendo sentimientos desconcertantes surgidos hacia su Profesor comprueba que hay muc...