La farsa

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La farsa


Cuando Dumbledore llegó a la enfermería, Harry y Severus estaban separados, cruzados de brazos y volteando la cara hacia el lado contrario manteniendo un gesto de absoluta repulsión entre ellos. Era tan convincente su actuación que Dumbledore incluso cayó en la trampa y no pudo evitar lamentarse de que sus dos queridos consentidos continuaran con problemas. A pesar de saber que se amaban, su situación parecía infranqueable y le dolía saberse en parte culpable de todo aquello.


— Me dijeron que... bueno, dijo Poppy que... ¿es verdad, Harry? —preguntó acercándose al Gryffindor.

— Sí, estoy embarazado. —le informó con voz casi gélida.

— ¿Poppy, puedes dejarnos solos? —pidió el Director a la enfermera quien de inmediato obedeció, pero los rostros de sus protegidos no cambiaba—. ¿El bebé... de quién es?

— Prefiero no decirlo, por lo menos hasta que "Él" se vaya. —respondió Harry señalando a Severus con odio—. No tiene derecho a estar aquí después de que ni me creyó que el Veela es un mentiroso.

— El único mentiroso eres tú, Potter. —aseguró Severus gruñendo enojado—. Mira que hacerme creer que estabas perdidamente enamorado de mí y quien sabe con cuantos no te habrás revolcado.

— ¡Es usted un...! —gritó Harry intentando abofetearlo.

— Atrévete y la pagarás cara. —amenazó Severus—. Ya no pienso dejarme condoler por ti, tu carita de niño inocente ya no te queda y más te vale que no quieras seguir pasando como un dulce célibe porque ya sabemos que eso es lo único que no eres.

— ¡No me importa lo que usted piense! ¡Lárguese de una vez, este es un asunto que no le compete!

— En eso tienes razón, tengo muchas cosas más importantes que hacer. —respondió Severus dirigiéndose a la salida.

— Espera, Severus. —le pidió Dumbledore y Severus ocultó una sonrisa triunfante antes de girarse a mirar al director.

— ¿Qué se te ofrece, Albus?

— Me estoy cansando de esta situación... no me importa si se quieren matar, pero primero me dicen de quién es el hijo de Harry.

— ¿Y yo porqué habría de saberlo?

— No sé... dímelo tú, ¿qué hacían juntos que fuiste tú quien trajiste a Harry a la enfermería?

— No estábamos juntos. Me encontré con Potter merodeando por los pasillos, como siempre, desobedeciendo las reglas, pareció a punto de desmayarse así que pensé que lo mejor era traerlo a la enfermería. En el camino le noté algo extraño y me di cuenta del secretito que nos estaba ocultando a todos... no hay nada más que decir.

— ¿Harry?

— "Su" consentido no debe meterse donde no le llaman. —respondió Harry—. Sobre todo cuando me rechazó, así que ahora no tiene derecho a hacer preguntas, yo me acuesto con quien me dé la gana y no tengo por qué decirle nada a él.

— Ni me interesa, Potter. —aseguró Severus bufando burlón—. Fóllese a medio Hogwarts, por lo menos ahora sabré que me va a dejar tranquilo.

— Por eso ni se preocupe, que desde hace semanas que ni me acuerdo de usted.

— ¡Pues que bien!

— ¡Bien!


Dumbledore puso los ojos en blanco al verlos terminar nuevamente disgustados, pero ahora tenía algo más delicado que tratar, así que se acercó a la cama de Harry sonriéndole comprensivo.

Enfermo de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora