Imprudencia
Primero un loco fanático de Voldemort, luego un estúpido egocéntrico, enseguida un hombre lobo enemigo desde la infancia, posteriormente un psicópata usurpador, una mujer sapo... pero esto, esto era lo peor de todo. Snape no sabía lo que estaba pagando teniendo a un crío modelo de pasarela siguiéndolo a todos lados. Y ahora estaban ahí, en su habitación, ni siquiera recordaba cómo había accedido a dejarlo entrar, pero ya no tenía caso lamentarse, le miraba resignado pues parecía que jamás guardaría silencio.
— He leído mucho de ti, Severus, sobre todo por tu habilidad en pociones y tenía un gran deseo por conocerte, aunque para serte sincero, me imaginaba encontrarme con un anciano como Dumbledore y no a alguien tan joven y atractivo.Severus le miró como si se hubiese vuelto loco y estuviera desvariando, tomó un poco de su café para ocultar la sonrisa que estuvo a punto de salir a sus labios.
— No sé qué pretendes, Abbatelli, pero pierdes tu tiempo conmigo.
— ¿Por qué no me llamas por mi nombre, Severus?... por favor. —le pidió dulcemente.
— "¿Ángelo?" ¿A quién se le ocurre llamarse así? Primero muerto que nombrar una persona con ese apelativo, es de lo más cursi y no lo haré.
— Bueno, yo creí. —dijo sin poder disimular una sombra de tristeza en su voz—. Pero está bien, puedes llamarme como te sea más cómodo.
— "¿Monserga?" —propuso Severus sonriéndole burlón.
Ángelo quiso sonreír y fingir que lo había captado como una broma, pero no pudo, así que se puso de pie para dirigirse a la salida sin conseguir ocultar del todo su tristeza. Al ver que se iba, Severus comprendió que se había sobrepasado y respirando hondo, prefirió remediar el error o de lo contrario, Dumbledore se molestaría mucho.
— Espera, fue una broma. —le dijo yendo tras de él—. ¿Siempre eres tan... susceptible?— Entiendo cuando mi presencia no es grata. Simplemente pensé que podía hacerte cambiar de opinión. —respondió con tristeza.
— No es que me desagrades, pero... Anda, no me hagas decir cosas que no van conmigo y quédate un poco más.
— ¿Hablas en serio? —preguntó sonriendo esperanzado.
— Sí... es sólo que a veces me gusta el silencio y me desespera que la gente hable tanto, eso es todo.
— Bueno, si es por eso... puedo ser una tumba.
Severus esbozó una incrédula sonrisa, pero señaló con la cabeza el sofá donde habían estado sentados, en una clara invitación para que volviera. Ángelo no se hizo más del rogar y regresó emocionado sentándose a su lado. Severus sirvió un par de copas de vino y le ofreció una a su invitado, tomó un poco de la suya y después se recargó sobre el respaldo del sofá, cerrando los ojos e intentando olvidarse que no estaba solo. Su pensamiento voló por su propia cuenta hacia rumbos que generalmente se prohibía. Por su parte, Ángelo luchaba por no hablar, no quería interrumpir el reposo de su anfitrión, pero la curiosidad pudo más que él.
— ¿Puedo hacerte una pregunta?— Dije silencio, Abbatelli. —recitó Snape aburrido.
— Sólo una... por favor.
— De acuerdo, si eso consigue que te calles... hazla. —aceptó sin molestarse ni en mirarlo.
— ¿De quién estás enamorado? —preguntó rápidamente.
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Enfermo de amor
FanfictionEl amor desmedido puede ser la perdición de cualquier persona. Es tan peligroso no saber amar, como amar demasiado. Harry creía conocerse bien, pero cuando va descubriendo sentimientos desconcertantes surgidos hacia su Profesor comprueba que hay muc...