Capitulo 28

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El legado Saint Jones
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Voces, muchas voces a mi alrededor, una luz apenas y distinguible, siluetas frente a mi vista y una bofetada que hizo que despertara. La luz encandilaba mi vista, todo alrededor de esta luz estaba oscuro.

-Despierta Morgan.- Escuche una voz hablarme.- Morgan.- Me gire hacia la voz, Daemon estaba atado a un lado  de mí. Alguien volvió a golpear mi mejilla, lo que me estaba comenzando a sacar de quicio.

-Dios solo déjenla, ya ha despertado.- Mencionó Daemon furioso. Una vez mi vista recuperada de una forma decente, fije mis ojos en Daemon. Daemon siempre fue un chico lindo e inteligente, un nerd de las computadoras, con dos cejas que volverian loca a cualquier chica, pero verlo ahi, con los ojos furiosos y una de sus cejas sangrando junto a una de las comisuras de su boca me hizo querer llorar y mas que llorar, gritar. Mi amigo y yo nos encontramos en serios problemas y lo peor, no estábamos solos.

Había cinco personas en la habitación; el hombre que me había abofeteado, un hombre con brazos grandes y alto; Daemon esposado, golpeado y parecía ¿drogado? tenía la mirada desorbitada; Christian detrás de aquel hombre, con su camisa arremangada, anillos llenos de lo que parecía sangre, un escalofrío me recorrió y abrí los ojos un poco ¿de quien era la sangre? Y el último hombre se encontraba en la penumbra, no podía describirlo, pues aquella lámpara era la única cosa que nos separaba de la oscuridad absoluta. 

-Hola Morgan.- Dijo Christian acercándose a mí, me sentía rara, adolorida y sobre todo furiosa. El nivel de enojo que tenía acumulado era indescriptible. ¿Recuerdan esa escena de pulp fiction donde Uma Thruman le da una sobredosis y le inyectan una descarga de adrenalina? bueno, mala referencia. Pues mi nivel de furia era del tipo a esa descarga, quería asesinar a Christian Danvers.- Quiero que repitas eso sobre los diamantes.

-Están debajo de las grutas.- Por mi cara supe que Christian disfrutaba aquello.- ¿Cómo habia dicho eso?  .- Se acercó más a mí, casi podía ver sus perfectos poros cerrados.

-Veras Morgan. Yo te dije que tenías veinte días ¿Cierto?.- Espero que asintiera.- Pero también te dije que la diplomacia no es el fuerte de mi familia. Así que simplemente, me desespere.- Su rostro estaba lleno de cinismo, con esa sonrisa que ya atormentaba mis sueños y que lo haría mucho después. 

-Estas loco.- Escupí  en su rostro que se contrajo de asco y limpio con una pañoleta que estaba justo en el bolsillo de su pantalón.- Lo que tienes en el sistema es suero de la verdad, pero no cualquiera, si te niegas a responder las preguntas comenzaras a sentir un ardor en tu cabeza, algo así como una migraña. Y dicen que son horribles.- Dio pequeños golpes a su cien con su dedo índice mientras me explicaba aquello.

-Explicame ¿como llegaron a ahi? .- Quise negarme a responder pero mientras más lo hacía mi cabeza comenzaba a arder, como un martillo golpeando sobre mi sien. Y si, Christian era un psicópata, que disfrutaba de la tortura.

-Encontramos un poema.- Comencé a hablar, cuando las palabras salieron de mi boca sentí un gran alivio, pero me odiaba por ello.- Este poema decía que con las últimas luces del invierno se revelaría el punto exacto de la entrada. Así que así las descubrimos.

-¿Qué encontraron ahí?

-Una mina, llena de diamantes incrustados, con…- Me negué a terminar la frase y el ardor comenzaba a volver.

-Vamos Morgan, no te resistas.- Me animaba Christian.

-¿Disfrutas esto cierto? .- Dije con toda la furia en mi voz.

Los Hijos de Anfield: El Legado (#2)  [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora