¿podemos ser amigos?

28 17 5
                                    

CHARLIE CONNOR.
Me levanto con pereza de la cama y me dirijo a la ducha.
El agua tibia recorre mi cuerpo entero y me hace despertar. Me pongo unos jeans negros y una sudadera roja al igual que mis tenis.
Limpio los lentes y me los pongo. Me acomodó un poco el cabello y listo.
Cuando subo al auto, mi madre me empieza a preguntar sobre muchas cosas y la platica fluye sin problemas.  Cuando se estaciona frente a la escuela bajo y me despido de ella.
Estoy por entrar a la clase de cálculo, sin embargo ese olor a mora azul me detiene. Camino rápido hasta llegar hacia ella.
—detente....Tracy.—me ignora pero al final termina deteniéndose ya que me coloco frente a ella y quita sus ruidosos audifonos. Alza su lindo rostro. Puedo notar unas ligeras ojeras y  su mirada perdida.
—¿que quieres pelinegro?.—hace una mueca.—verás no quiero que me reporten por no asistir a clase de física, así que habla de una vez.
—¿qué tienes? ¿Porqué hasta ahora vienes a clases?, no te habia visto.—trato de sonar indiferente. Como si no importara, cuando en realidad estoy feliz de verla.
—eres muy pregunton.—se recuesta en la pared.
—lo soy, cuando algo me interesa.—me acerco hasta quedar a unos centimetros de distancia.
Sus heridas del rostro han sanado por completo.
Me es inevitable parar mi mano cuando trato de tocarla, pero Tracy se aparta de inmediato, como si mi tacto quemará.
—pues no debería interesarte, es mejor que te des la vuelta y sigas con tus cosas.—su rostro tan serio, es tan imposible de descifrar.—y no te atrevas a tocarme.
Continua caminando y hago lo mismo.
—no te volveré que tocar, pero dime, ¿a dónde iremos?.—se detiene.
El pasillo está vacío, ya ha iniciado la primer clase. Ella empieza a reírse en forma de burla.
—¿a donde iremos?, tu no estas incluido , así que solo regresa y ve a tu clase pelinegro.—niego con la cabeza.
—me interesas más que esa clase de números.
Vale, ni yo mismo sé que estoy diciendo. Me estoy volviendo loco.
—no quiero meterte en mis problemas.
Saca un cigarrillo y lo enciende. Expulsa el humo y formo una mueca por el horrible olor que desprende.
—¿esta prohibido fumar no?.
—claro, pero yo no sigo del todo las estupidas reglas.
No contesto y me permito observarla. Sus jeans desgastados negros y su sudadera roja le quedan súper bien. Ahora noto que vamos casi igual.
¿Será coincidencia? O ¿somos almas gemelas?.
¡Uff que tonterías estoy pensando!
—vuelve a tu clase pelinegro.—vuelve a hablar y empieza a caminar.—y déjame en paz no querrás verme enojada.
Me quedo parado en medio del pasillo, pero al final la sigo. Después de todo, quiero conocerla. Es la única chica que me ha interesado con tanta intensidad.
—lástima que no acato órdenes y tampoco temo hacer enojar a la reina del hielo.—no contesta y puedo alcanzar a ver una diminuta sonrisa.
—eres un testarudo, es tu problema si quieres entrar en mi mundo. Tu lidiaras las consecuencias no yo.
—pues créeme que no me arrepentiré de ello.
—eres un testarudo.
—pues lo soy y punto final.—respondo.
Camino a su lado como un soldadito en silencio.
No es incómodo del todo. Aunque quiero preguntarle muchas cosas, me guardo todo.
—¿qué quieres de mi pelinegro?.
—quiero conocerte, quiero ser tu amigo.
—yo no tengo amigos.
—yo puedo ser la excepción.
—ash eres un testarudo.
—lo soy por ti, porque quiero conocerte.
—testarudo.
—y tu eres la reina de hielo, y no te digo nada.—voltea a verme y me fulmina con la mirada y de mi parte esbozó una sonrisa genuina, tratando de que no me atraviese con esa mirada.
Abre una puerta y ahora me doy cuenta que vamos para la parte trasera de la escuela.
—¿qué hacemos aquí?.—pregunto.
—solo calla o seremos   pillados en plena escena de crimen.—cruzamos la puerta y bajamos unas pequeñas escaleras. La parte trasera sólo tiene pasto artificial, y algunos árboles, pero después de la barda se pueden ver otros árboles grandes.
Nadie suele venir por aquí. El clima frío invade mi cuerpo.
Caminamos hasta llegar al árbol más grande que se encuentra en una esquina, nos sentamos y el silencio invade el lugar.
—¿sueles venir aquí?—pregunto después de un incómodo silencio.
Tarda unos segundos en contestar.
—es mi lugar favorito dentro de la escuela, prefiero los lugares solitarios a estar rodeada de seres.
—¿pero no te sientes sola?.
Ella hace una mueca divertida.
—para nada, a mi me gusta estar sola. Primero debes amar tu propia compañía, antes de estar con alguien.
—¿tienes amigos?.
—te he dicho que no, no cualquiera tiene el honor de llevar el nombre de amigo. Yo suelo referirme a las personas con las que hablo, como conocidos.
Eso me hace pensar, Ethan y Jake han sido mis amigos desde que éramos niños, tal vez solo es la costumbre de estar juntos. Después de todo somos tan diferentes.
—me has puesto pensativo.—ella voltea, pero no contesta.
—no deberías estar aquí.—cambia de tema.
—¿porqué dices eso?.
—porque ¿no lo ves?, somos tan diferentes, tu eres el tipo bueno y yo ....bueno, alguien que no merece conocer a alguien como tú. Soy mala.
—¿te estas juzgando a ti misma?
—solo digo la verdad.
—pues yo no puedo definirte como alguien así, sin antes conocerte.—respondo con seguridad.
Se queda en silencio y de mi parte me dedico a mirarla.
—¿ves?, tengo la razón.
—lo admito, me dejaste sin palabras.
Sonrio.—pero eso no quiere decir que yo quiera ser tu "amiga".
—¿y porqué no?.
—no necesito amigos. prefiero continuar con mi vida sin integraciones sociales. Además la amistad murió para mi hace años.
—a pesar de que digas eso, yo quiero ser tu amigo.
— eres un testarudo.
—lo soy, de hecho es mi segundo nombre—lo admito y ella empieza a reír.—además lo soy porque me interesas.
—uh ¿esto es una declaración amistosa?—dice de manera graciosa.
—tómalo como quieras.—me encojo de hombros y sonrio.

El valor de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora