la canción

13 8 2
                                    

Nos paramos y volvemos al árbol que está en una esquina del parque, nos sentamos en flor de loto y continuamos con las preguntas.
Hasta este momento sé que es amante del café, le gustan las caminatas nocturnas, le gusta las músicas tipo rock y algunas románticas. Su comida favorita es la pasta. Y su banda favorita por el momento es simple plan.
—es que no me lo puedo creer.—vuelvo a decir.—¿música cursi?, como dirías tú.
—ya te dije que soy lo menos esperado, pero no siempre escucho ese tipo de canciones.—sonríe.—¿y tú alguna canción favorita o grupo?.
—una en especifico no, pero me gustan mucho las canciones de Bruno mars.
—oh, he escuchado algunas y canta muy bien. Espera.
Saca su teléfono y empieza a deslizar.
—prepárate porque estoy a punto de mostrarte una canción que está en la lista de mis canciones favoritas.
Eso sí que llama mi atención. Me acerco lo suficiente cerca y espero la música.
—¿como se llama la canción?.
—in the shadows de Rasmus ¿Has escuchado alguna canción de este grupo?.
Niego.
—oh vamos pelinegro, te estás perdiendo de esta obra de arte.
Enarco una ceja.
—primero debo escucharla.
Ella se deja caer en el pasto.
—este tipo de música es la que me comprende, es la que me entiende...¿sabes?, la música que solemos escuchar es la que representa nuestras emociones en un determinado momento.—habla de repente.

La canción empieza a sonar y su ritmo llama mi atención. Me detengo cuando empieza la letra y sin querer volteo a ella.
Tracy empieza a tararear la canción mientras sus párpados están cerrados.

¿Cuál es el cáncer que tratas de curar pelirroja?.
La música termina y para este momento Tracy tiene algunas lagrimas que resbalan por sus mejillas.
Me acerco con cuidado. Esperando que no me aparte y me relajo cuando no me aleja. Se tensa un poco cuando mis dedos se deslizan por sus mejillas. Abre sus hermosos ojos azules que me observan de una manera distinta.
—¿puedo abrazarte?.—eso si que me sorprende, pero asiento de inmediato.
Sus brazos ne rodean. Su aroma. Escucho sus sollozos.
Deposito unos cuantos besos en su cabello.
—sea lo que sea que estés pasando y no quieras contarme.....prometo siempre estar a tu lado.
Ella se aparta.
—¿lo prometes?.
—lo prometo.
Sus ojos muestran inseguridad y vuelvo a hablar.
—siempre cumplo preciosa.—beso su mano.
Hay silencio durante varios minutos. Pero no incómodos.
Quien diría que en medio de un parque solitario la fría Tracy me mostró su fragilidad.
Ahora me siento un idiota por no hablarle desde el primer momento en que la vi, por miedo a esa mirada fría.
Las mangas
de su chamarra se alzan y revelan un tatuaje de una paloma, pero de color negro. No es común eso.
—¿tienes solo este tatuaje?.—ella se aparta de mi y ve su brazo.
—si.—sonrie nostalgicamente.—me lo hice a escondidas y fue gracias a que tengo una conocida que hace tatuajes.
—¿qué significado tiene para ti?.—le  pregunto.
—soy como una paloma que busca libertad o bueno la tengo, pero se me arrebata una vez que soy cazada.
No espere esa respuesta.
—no entiendo.—confieso con sinceridad.
—por el momento no lo entenderías.
—¿algún día me confesaras tus miedos?.—pregunto y la miro fijamente buscando algún gesto en su rostro. Tal vez busco desapobracion en ella.
—tal vez. No soy buena demostrando lo que me duele.—me responde.
su mirada perdida hace que vuelva a abrazarla con fuerza. Su calor, y sus abrazos pueden volverse mi lugar favorito.
—y tú ¿tienes tatuajes?.—me
Pregunta.
—no, no tengo.—le respondo.
—¿algún día te harías uno?.
Acaricio su cabello.
—claro, siempre y cuando suceda algo que me marque por completo o tenga un suficiente motivo. No suelo hacer las cosas sin un motivo.
La apartó y la miró.
Le acomodo un mechón rojizo detrás de su oreja.
—tienes razón. Solemos hacer las cosas por un motivo.—contesta.
Nos quedamos en silencio.
—oye ¿enserio nunca has tenido amigos?, en el instituto no te he visto con alguien en plan de ser grandes amigos, a excepción de tu novio—hablo y me maldigo internamente por mencionar a su noviecito.
Ella se aparta y vuelve a dejarse caer en el pasto. La imitó.
—¿cuál novio?
—te vi besándote con un rubio.—me trago el amargo sabor de solo recordarlo.
—nunca fuimos novios ni lo seremos. Lo que teníamos termino.—admito que una parte de mi se alegró y triunfó por dentro, pero no lo dejé ver.—y contestando a tu primera pregunta, si tuve una gran amiga.—hace una pausa.—bueno, sabes que antes no vivía aquí.-asiento recordando el primer momento en que apareció en medio de una clase.—vivía en California.
Eso sí que me sorprende.
—¿vivías ahí?, ¿en la mera ciudad?.—asiente.—¿entonces porqué acabaste en este lugar que esta lejos de ser una enorme ciudad?.
—mi padre quiso mudarse a un lugar lejano a una ajetreada ciudad.
Asiento.
—continua hablando sobre aquella amiga.
—se llamaba Isabella, era una rubia hermosa, en ese tiempo tenía unos trece años, la conocí en el instituto. Antes era muy sociable, tenía un gran grupo de chicas con las que me llevaba bien, pero no era lo mismo, grabate lo que estoy por decirte "no con cualquier persona puedes ser tu mismo/a".,y cuando conocí a Isabella comprendí el valor de la amistad verdadera, con ella podía ser yo misma, podía contarle todo. Nuestra amistad se fortaleció tanto, que me destrozó cuando murió en un accidente junto a sus padres.—me quedo pasmado, no espere eso.—fue la única persona que quise mucho y que aún es un preciado recuerdo que merece ser contado.—para este momento, Tracy fuma un cigarrillo.
—yo no sé que decir. Lo siento por tu pérdida.
Voltea a mirarme y sonrie nostalgicamente.
—no hay nada que decir.
—esta bien.
Nos quedamos en silencio por unos segundos, pero vuelve a hablar.
—me arrepiento.
—¿de qué?.
—un día antes ella y yo nos habíamos enojado, pero yo me comporte como una basura, ¿sabes?, duele que en ese tiempo estábamos enojadas y todo terminó hasta allí.
—así es la vida, es impredecible, pero tu no tuviste la culpa y no sabías lo que iba a suceder.
—lo sé y ahora solo tengo el hermoso retrato de nosotras dos. Me lo regalo en mi cumpleaños.
—¿fue por este suceso que dejaste de ser sociable?.
Niega.
—yo fingia ser alguien que no era, yo fingia sonreír, simplemente cuando era más chica  quería sentirme incluida, ser parte de un grupo., pero con el tiempo entendí que a veces ya no quieres ni puedes seguir fingiendo. Pero también fue en parte por la muerte de Isabella, no puedes encontrar a la misma persona dos veces y es ahí cuando comprendes que solo debes dejar entrar a tu vida a las personas que consideres indicadas. Y también en esta vida puedes encontrar a personas extraordinarias, pero que por distintas razones desaparecerán de tu vida.
Sus palabras calan dentro de mi ser.
—eres muy fuerte, lo sabes.—me sincero. Es jodido que a corta edad te ocurran feas cosas que marcan tu vida.
—no era fuerte, lo tuve que ser para no dejarme caer.
—yo nunca he vivido algo parecido a lo tuyo, pero en serio que me pongo en tu lugar y ha de ser muy fuerte por todo lo que pasaste.

Ella se acerca y vuelve a abrazarme.
—dime Tracy ¿porqué yo? ¿cómo sabes que soy el indicado para entrar en tu vida?.
–tal vez tengo el super poder de ver a personas buenas o malas.—reímos.
—¿como puedes bromear con todo lo que me has contado?.
—charlie eso ya fue hace tiempo, con el tiempo ya no duele contar cosas que han pasado en tu vida.
—recalco que eres muy fuerte.—aspiro su olor.
—yo...Charlie, hace mucho que no me sentía bien al estar con alguien, tal vez pienses que es una bobada, pero algo me dice que estoy dejando entrar a la persona correcta en mi vida...esa mi respuesta a tu pregunta.
Sonrio en automático
— entonces gracias por dejarme entrar en tu vida. Soy un hombre afortunado de conocerte, de conocer tu verdadero yo.
Se aparta de mi y sonrie.

Después de unas horas empezamos nuestro camino a nuestras casas.
Tracy me pasa un audífono. Y así termina nuestro día, caminando al mismo ritmo mientras escuchamos una canción.
La luna es nuestra cómplice de nuestro nuevo comienzo.
Siento como nuestras manos se rozan, no quiero ser atrevido por querer tocarla. Guardo mis ganas y e concentro en mirar su lindo perfil.

El valor de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora