despedidas

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"Me encanta dormir, mi vida tiene la tendencia a derrumbarse cuando estoy despierto ¿sabes?
-Ernest Hemingway.

TRACY BYRNE.
Me dejó caer en el suelo de mi habitación.
La impotencia de no  poder ir y denunciar a los violadores me jodia. Tenia miedo. Sentia que de nada serviría ya que Sebastián me había advertido de no ir, nadie tomaría cartas en el asunto. Nadie lo haría. Nadie sabría mi dolor. Nadie detendría a ese par de violadores. Despues de todo el desgraciado de Jake era hijo del alcalde de esta pequeña ciudad, y eso era lo peor, estamos tan acostumbrados a ver que el poder puede aplastar, y hacernos callar. Que no hay justicia cuando alguien tiene más poder.
Me levanto de la cama con rapidez y busco entre mis cajones ese polvo blanco. Inhalo un poco de droga y me tumbo en mi cama. Miro la bolsita blanca que ha sido mi aliada en estos momentos.
Estoy cansada de sufrir. Tal vez en otra vida sea feliz.
Siento que todo empiezo a dar vueltas, siento tranquilidad.
Mi cerular suena  y respondo a la llamada del pelinegro y opto por ir a encontrarlo en el parque. Son las 4:00pm.
Ya ni siquiera trabajaba. A pesar de las visitas o mensajes tanto de Mary y Alex solia ignorarlos. Tenia miedo de contarles lo sucedido y que no me creyeran, tal vez estaba sobrepensando eso ya que en el fondo sabía que ellos me creerían y apoyarían., pero el miedo ganaba. suspiro con pesadez, mi vida se está derrumbando.
Me pongo mis zapatos y salgo de casa para encontrarme con charlie.
Una vez mis ojos se encuentran con los de él, corro hasta posicionarme frente al columpio en el que está sentado.
Río.
—te extrañe mucho Charlie.—empiezo a besarlo y acariciar su abdomen.
Él me separa y lo miro confundida.
—¿qué tienes?.—me pregunta.
Para este momento ya mis feromonas se activaron ya que no dejo de reír.
—no tengo nada, solo quiero disfrutar de mi novio.—vuelvo a besarlo.—¿qué no puedo?
De nuevo me aparta y noto que su mirada ha sido reemplazada por una de ¿decepción? ¿Tristeza?. Me da igual. Yo misma se la mierda de persona que soy.
—¿volviste a drogarte?.—pregunta directamente.
Niego descaradamente.
Me tumbo en el pasto.
Él se acunclilla frente a mi y sujeta mi mentón con delicadeza y me mira fijamente.
—lo hiciste. ¿Por qué lo haces Tracy? ¿Porqué destruirte de esta manera?. Te has mirado al espejo y te has visto.
Veo como algunas lagrimas resbalan por sus mejillas y por un momento me siento culpable por ocasionar que llorara.
Me aparto, no aguanto la intensidad de su mirada.
Vuelvo a reír.
—¡esto causa tranquilidad, esto me causa felicidad charlie!
—¡y también te está consumiendo y si no lo dejas te volverás una adicta ¿ quieres ser eso?!—me responde.
—eso no importa.—río sin gracia.—¿no quieres un poquito de este polvo mágico?.—saco de mis bolsillos la droga y se la enseñó.
—no eres tú, no eres la misma—lo que dice me hace reír.—¿qué pasa contigo? Dime Tracy, trato de entenderte pero no logro descifrar qué es lo que te tiene tan mal.—De repente siento un mareo.—te quiero, te amo Tracy y me duele verte en este estado.
Sus palabras calan en mi ser. De repente toda tranquilidad, y efectos de la droga desaparecen.
Si tan solo supieras charlie que no quiero decirte nada porque temo a que tu tampoco me creas.
Pienso y dudo en decir lo siguiente.
—rompamos.—termino de decir y también de romper su corazón.—yo no te amo. Cada quien por su camino.
Él niega.
—lo que dices no es verdad, solo son los efectos de la droga. —trata de acariciar mi mejilla pero lo aparto.
Cierro los ojos tratando de encontrar la valentia para terminarlo. Él no puede caer conmigo. Él tiene una vida por delante. Soy una tonta por dejarme llevar por mis impulsos y aconsejarle que consuma drogas.
Abro los ojos y sé que ahora mismo vuelven a ser inexpresivos y fríos.
—yo no te amo charlie. Nunca te amé, tan solo fuiste un patético chico con el que jugué.—él se para, de sus ojos caen lágrimas por mis frías palabras.
Trato de irme antes de quebrarme junto a él, doy media vuelta pero él me abraza fuertemente.
—no te creo. Tus palabras y miradas siempre fueron sinceras.—lo aparto bruscamente.
—solo fuiste un puto juego charlie, grabatelo en la cabeza, nunca te amé.
Siento que todo se nubla, el enojo se apodera de mi. De repente veo frente a mi aquella escena donde esos dos me sujetaron.
No soy consciente de lo que hago., hasta que vuelvo a la realidad cuando escucho esa voz...
—detente tracy...soy yo, Charlie.
Termino en shock cuando veo que charlie está tirado en el suelo y agarrando su estomago.
Me quedo en un trance. No, no....lo hice yo.
Me acerco con cuidado, asimilando el acto que hice.
Me acunclillo frente a él. Sus ojos empañosos me miran. Sus lentes se han roto.
—lo...siento.—quito su mano.
Yo....
Yo lo he golpeado.
—cariño.—acaricia mi mejilla derecha.—y si me lastimas esta bien, los golpes no duelen tanto solo las palabras que dijiste me han sangrado.
Termino rompiendo en llanto.
Soy mala.
Tenia razón Sebastián al decir que seria como él y eso me aterra.
Él me abraza y veo en su rostro muecas de dolor.
Soy de lo peor.
—perdóname Charlie, perdóname.....no merezco tu amor.—caemos en el frío pasto.
Como si leyera mis pensamientos me dice.
—no eres mala Tracy,  no lo eres.
No respondo.
Mis pensamientos se debaten en mi.
Alzo su sudadera y en su piel pálida noto el tono rojizo .
Se recarga en mi y caminos en silencio por las calles.
Al llegar a su casa su madre nos abre y siento la vergüenza cuando charlie menciona que se cayó del columpio, cubriendo mi mala acción.
Me despido de la señora y ella nos da privacidad a los dos.
Nadie dice nada y solo evado su mirada hasta que el me sujeta y me abraza.
—¿sabes que puedes confiar en mi Tracy?—asiento.—estaré contigo y puedes decirme lo que te tiene mal.
Deposita un beso en mi frente.
—lo siento charlie, lo siento, no era yo.—me aferro a su brazos.
—lo sé.
Sus brazos de deshacen de los míos.

El valor de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora