no quiero decirte adios

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CHARLIE CONNOR.
Pongo en mi mochila el pequeño helado de chocolate y también en una carpeta el dibujo reciente que hice sobre ella.
—¡ya me voy!—mi madre se asoma y me entrega un pastel de chocolate.
—llevaselo, y saludala de mi parte.—me da una sonrisa triste.—me estoy preocupando seriamente por Tracy.
—me duele madre que ella no tenga la suficiente confianza de decirme que es lo que le ha sucedido.
Mi madre suspira.
—te diré algo charlie.—coloca una mano en mi hombro.—a veces hay cosas tan dolorosas que nos es imposible hablarlas y solo nos las guardamos para nosotros mismos.
Sus palabras me hacen pensar, al final solo le doy una media sonrisa.
— me voy.—es lo único que logro pronunciar después de unos segundos.
Abro la puerta y empiezo a caminar.
A unas cuantas cuadras de llegar a la casa de Tracy aparece en mi campo de visión  un Jake ¿nervioso?.
Había estado insistiendo por días en hablar conmigo de nose que, sin embargo no prestaba atención.
No me interesa saber nada de un mal amigo como él.
—¿qué pasa?.—pregunto con inquietud ante su silencio y mirada evasiva.
Quiero ir a casa de Tracy, necesito verla. Y no importa si me encuentro a su padre.
Debo ir, no la he visto por días y la situación me empieza a preocupar.
Quiero estar con ella y transmitirle que estoy con ella, que su dolor también es mi dolor.
—y-o.—Jake empieza a tartamudear
—habla de una vez, tengo cosas que hacer.—digo con inquietud.
—tiene que ver con Tracy.—eso si que capta mi atención.
—¿que tiene que ver ella contigo?.
agacha su mirada.
Empiezo a molestarme por su actitud.
—el otro día solo queríamos darle un susto.— murmura por lo bajo Jake.
—¿qué?.—pregunto con desconcierto.
—hace tiempo ella me gustaba, la conocí antes que tú. Ella me rechazó y mi lado vengativo quería jugarle una mala broma.
—¿qué mierda dices?.—le grito.—¿qué puta broma es esta?.
Su mirada se agacha más.
—le hicimos creer que tuvimos sexo con ella. Yo lo siento no era mi intención.
Estoy en shock.
Sin mediarlo el enojo recorre todo mi cuerpo.
De repente todo empieza a encajar
Ahora lo entiendo.
Lo sujeto del cuello y empiezo a golpearlo.
Un lado que desconocía sale a flote. Mis puños se estrellan contra su cara, Jake cae al suelo y empiezo a patearlo.
—eres un infeliz.—lo sujeto.—¿la violaste?, contesta hijo de puta.
—no, no lo hice.—empieza a escupir sangre.—solo quise creerle que si fue.
Desquitó todo la rabia y las lagrimas se deslizan por mi rostro.
Lo vuelvo a sujetar.
—te consideraba mi amigo, aún cuando me tratabas de la mierda.—digo con un amargo sabor.—te refundire en la cárcel cueste lo que cueste. Por tu culpa ella ha estado así, y todo por tu puta broma de mal gusto. Te odio Jake Hamilton. Te odiare por toda mi vida.
Le doy una última patada en su estomago sin importarme su dolor. Dejo la mochila que se ha tirado y salgo corriendo a casa de Tracy.
No, no esto no puede estar pasando.
¿porqué no me lo dijo!.
¡Maldita sea!.
Siento un miedo recorrerme. Tengo un mal presentimiento.
Corro a paso veloz. Toco el timbre varias veces, hasta que su madre abre.
Paso de su lado sin importarme sus gritos.
—¡ella no quiere ver a nadie!
Subo los escalones y llego hasta la habitación de fondo. Toco la puerta varias veces y no me queda más opción que darle una brusqueda patada.
Entro en la habitación y no hay nadie. La habitación mantiene el orden de siempre.
Sin pensarlo me dirijo al baño....y me destroza lo que veo.
Tracy está en el piso y un líquido blanco sale de su boca. Esta convulsionando.
De inmediato me arrodillo y la sujeto.
Noto varias bolsitas blancas esparcidas.
Le checo el pulso.
—tracy ¿me escuchas?, vas a estar bien ¿me entiendes?.—rompo en llanto. Trato de mantener la mente fría, rebusco mi cerular y marco al número de emergencias—mi pelirroja, no me dejes.
Sus ojos azules se abren lentamente y me permito admirar su hermoso rostro.
Ella sonrie débilmente. Alcanza mi mejilla y la acaricia.
—oh mi pelinegro....lo siento, pero ya no puedo.—apenas logro escuchar su voz.
—no, tu no morirás.—demando.—ya viene en camino la ambulancia.
Sus ojos empiezan a cerrarse y un nudo se instala en mi garganta.
Me aferro a su cuerpo. Me aferro a ella.
Ella estará bien, ella no morirá.
—no por favor no me dejes mi pelirroja.—mi voz se quiebra.
—sé feliz mi pelinegro.—dice dificultosamente.
Grabo cada facción de su rostro.
Grito con todas mis fuerzas cuando sus ojos se cierran por completo.
Su corazón ha dejado de latir.
Escucho varios gritos detrás mío pero no volteo, solo me quedo pasmado y con las lagrimas cayendo a gran velocidad.

Me aferro tanto a su cuerpo. No lo acepto
Esto no es real.
Siento que me sujetan por detrás y termino rompiendome por completo cuando escucho esa voz lejana. Las lagrimas empañan mi vista.
—hora de muerte 9:45 pm, por sobredosis de drogas.
—No ¡maldita sea!, abre los ojos Tracy....prometo cantar y bailar las canciones de los años 90, pero abre tus ojos.—empujo a aquellos que me sujetan y vuelvo a aferrarme a su cuerpo.
Me niego a perderla.
Me niego a no ver esa sonrisa encantadora y esos ojos tan hechizantes. Me niego a no escuchar su voz.
Las lagrimas han empañado mi rostro, termino lanzando mis lentes. Beso sus mejillas repetidas veces. Aspiro su aroma, me aferro a ella.
—lo siento no te protegi lo suficiente, pero te prometo  cobrar justicia, lo haré por ti mi pelirroja.—murmuró para los dos.
Me vuelven a sujetar y veo cómo mi amada pelirroja es tapada con una sábana blanca.
Escucho los gritos de su madre.
Si tan solo hubiera llegado antes. La culpa se apodera de mi, siento que no logré salvarla.
No te salve mi amada pelirroja.
Esa madrugada entre en mi habitación y me derrumbe como nunca antes en lo había hecho mi vida.
Grite, me aferre al retrato que tenía en mi buron y cerre los ojos tratando de volver del mal sueño.
Pero ella estaba muerta, ella no volvería y no era un maldito sueño. Todo era real.
Ahora entendí el porque dijo que las personas van de pasada en nuestras vidas, algunas se quedan y otras se van.
Y ella....se fue.
Y me ha dejado con un gran dolor.
Por la mañana mis padres entran en mi habitación y ven mi deplorable estado. Mis ojos rojos e hinchados, mi rostro empapado de lágrimas.
Ellos me abrazan por varios minutos.
—tienes que arreglarte, ya es hora.—dice mi madre. sé a lo que se refiere.
Y eso solo significa una cosa....esta sin vida y nunca volverá.
Mis padres salen de la habitación y vuelvo a recostarme en el rincón de mi habitación, aferrandome al retrato y vuelvo a romper en llanto.
Después de unos minutos logró meterme a la ducha y  al salir me pongo la sudadera roja que me regaló mi pelirroja.
Abro la puerta enfrentandome a la cruda realidad, bajo los escalones y me encuentro a mis padres en la sala.
Los tres nos montamos en el carro y nos dirigimos al cementerio. A aquel lugar frío, desolado y donde no hay vida.
Una vez que hemos llegado bajo con lentitud.
Y es aquí en donde me doy cuenta que todo cambiará, que ya no seré el mismo, que una parte mía a muerto junto a ella.
Mis padres me toman de ambas manos y caminamos.
Siento desvanecerme  al ver aquella caja donde yace postrada sin vida.  Aprieto mis puños al recordar que  jake fue el principal culpable de su muerte.
La rabia, el enojo, la desilusión se apoderan de mi de saber que mis ex amigos fueron los culpables de la muerte de Tracy.
¿qué clase de amigos tenía?
Solo puedo decir que odio a Jake, Ethan.

El valor de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora