primer beso

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"En ocasiones las personas más lastimadas, son las más bondadosas. Quizá un corazón herido entiende, como no causar dolor en los otros"
-charles chaplin.

TRACY BYRNE.
no puede ser, me has ganado.—vuelve a repetir Charlie.
—te dije que soy buena en este deporte, solo que casi no lo práctico.
Me pasa una botella de agua y doy varios sorbos hasta que la termino.
—¿te quedas a cenar?.—pregunta y sus mejillas toman un ligero color carmín y río. Enserio se ve tan tierno. Puedo decir que Charlie y yo somos como el ying yang, somos tan diferentes, pero de alguna manera nos complementamos de una forma autentica.

Estoy por contestar pero unos cuantos aplausos me detienen en seco.
Del otro lado de la puerta una mujer castaña nos mira sonriente y a su lado un señor que es idéntico a charlie solo que con rasgos de adulto nos mira con una ceja arcada.
Oh no.
No puede ser.
Sus padres.
También noto que traen una cámara. Eso indica que fuimos  fotografiados.
Volteo a ver a Charlie y esta igual de petrificado que yo.
—buen juego.—sus padres se acercan y me saludan de una manera muy amable.
Hundeme tierra.
Ah no, es tierra tragame.
—pero que adorable pelirroja.—habla su madre y me estrecha en un gran abrazo.
¿Se puede sentir el calor maternal con tan solo un abrazo?.
Nunca  he sido buena dando abrazos, porque nunca los recibi, así que trato de devolverle el gesto. Tan solo con charlie tuve la confianza de yo ser quien ceda a abrazarlo.
—¿es tu novia hijo?.—continúa su padre con una mirada cómplice.
Madre mía.
Junto a mi acompañante nos ponemos de todos los colores y negamos de inmediato.
■■■■
La cena transcurre de una manera que me hace sentir en un verdadero hogar. ¿Tan bien se siente?, pagaría entonces por ello.
No como en la mía, donde solo cuentas los minutos para salir del lugar.
—son unos padres encantadores.—comento.—charlie es muy afortunado de tenerlos.
Tanto la señora Rose y el señor Davis sonrien.
—tengo que admitir que tienes razón, mis padres son excepcionales.—habla charlie.
Sus padres le devuelven la mirada con una de ternura.
Sonrio inconscientemente.
—¿te quedaras a dormir esta noche?, ya es tarde, podemos avisarles a tus padres.—habla el señor Davis mientras mira su reloj.
El pelinegro carraspea incomodo.
—papá..
—nada de papá, ya es tarde, ya sabes todos los peligros jovencito.—eso sonó como Alex.
—si te quedas, te duermes en la habitación de charlie y él se duerme en el sofá.—continua hablando su padre.
—si, quédate ya es noche. Además quiero conocerte más, puede que en el futuro seamos más cercanas.—río por la insinuación de la señora Rose y  por la cómica cara del pelinegro.
Los tres me miran en espera de mi respuesta.
—esta bien, me quedaré.
Continuamos hablando durante la cena y puedo decir que fue increíblemente cómodo platicar con los padres de charlie. Obvio fui invadida con preguntas pero pasé la misión.
Miro la habitación del pelinegro. La primera vez que vine no la vi del todo bien. El color blanco prevalece en todas las habitaciones, en la pared cuelgan varias fotografías de todos los partidos en los que ha participado. En su escritorio desordenado noto varias hojas con escritos y cuadernos ordenados. Además tiene varios tipos de lápices, colores y hojas con varios dibujos.
De repente un dibujo capta mi atención....soy yo.
—wow te quedo muy bien.—me atrevo a decir señalando la imagen.
El aparta la vista de su armario y voltea.
—bueno, tienes un lindo rostro que merece ser plasmado para ser admirado.—me quedo estatica. No espere una respuesta así.
Sonrio y el me devuelve el gesto.
—¿a esto te quieres dedicar? ¿Cuál es tu meta pelinegro? ¿Cuál será el sentido de tu vida?—le formulo y él se recuesta en su cama.
Sus ojos negros brillan. Deja las gafas de lado y aprecio su rostro.
—seré un gran artista de artes.—contesta.
—vaya, eso no me lo esperaba. bueno, pero apuesto a que serás un gran artista en artes.—le aseguro.
Y no exagero cuando sigo que charlie es un increíble dibujante que sabe realizar distintas técnicas.
—¿lo crees?.—pregunta.
—claro que si—contesto de inmediato.—y eso sí, nunca dudes de ti mismo. Nunca dudes de tu potencial.
Sonrio.
Me tumbo en la cama del lado izquierdo. Observo que en su pequeño buro esta la foto de aquel día en el parque y eso me sorprende.
—¿y tú que quieres ser pelirroja?.
Contesto en automático. Siempre he sido consciente de lo que quiero en mi vida.
—seré una gran abogada, como tus padres.—contesto con una gran sonrisa.
—no pensé que te fueran las leyes.—contesta.
—ya te dije, soy lo que menos esperas.....te digo un secreto.—
Asiente.—también quiero ser una gran escritora o poetista, de hecho tengo muchos escritos que espero algún día lo lean millones de personas y se sientan identificados.
Sonrie.
—eso si que lo pensé ¿algún día me mostrarás un poema?.
—tal vez.—me limito a responder.
El silencio reina en la habitación. Volteo a verlo y me llevo la sorpresa que el ya lo estaba haciendo.
—eres muy hermosa.—acaricia mi mejilla.
—y tú muy guapo.
De pronto todo desaparece y me siento en una burbuja.
Mi mano se impulsa sin mi permiso y acaricio su cabello entre mis dedos. El cierra sus ojos ante mi tacto. Como lo pensé, su cabello es sedoso.
Acaricio su rostro y me detengo en sus labios rosados que me  resecan la garganta.
Nunca deseé tanto probar unos labios como los del pelinegro.
El me ha hecho sentir tantas cosas que jamás he llegado a sentir.
¿Cómo puede ser posible eso?, si apenas llevamos unos dos meses conociéndonos. Pero puedo asegurar que fue la mejor decisión que he tomado. En conocerlo y dejarlo entrar en mi vida.
Él abre los ojos. No hay palabras de por medio.
El acerca su rostro al mío, su nariz roza la mía y su aroma varonil llega a mis fosas nasales. Sin decir nada sus labios chocan contra los míos de una manera dulce, sin embargo yo lo vuelvo salvaje.
Joder, ¿estoy en el paraíso o qué?, porque esto se siente tan bien.
Abro los ojos y observo esos orbes negros que se han dilatado.
Sonreimos inconscientemente.
—¿esto es real?.—pregunto.—¿eres real?.—pego mi frente a la suya y escucho sus latidos tan acelerados como los míos.
—lo soy.—sus brazos envuelven mi cintura, provocandome un cosquilleo.
Toco sus labios con mis dedos y vuelvo a besarlo. Sabe tan bien.
En unos segundos ahora soy yo quien estoy debajo del pelinegro.
Sus ojos labios hinchados me gritan <<pruebame>> y eso hago por varias veces.
El mejor beso es cuando va con sentimientos y la dulzura de este beso me hace saber que lo anhelabamos tanto.
Tal vez estoy cayendo en la trampa del amor, pero lo volvería a repetir si el protagonista fuera charlie.
—¡¿chicos puedo pasar?!—la voz de la señora Rose se escucha detrás de la puerta.
De inmediato me separó del pelinegro y los dos empezamos a arreglarnos.
Después de unos segundos Charlie habré la puerta.
—¿porqué han demorado tanto chicos?.—pregunta la señora Rose.
—solo estaba enseñándole mi habitación a Tracy.—el pelinegro se rasca la nuca nervioso.
Por lo visto la señora Rose no se lo ha creído por la cara roja de charlie y la mía.
La señora Rose empieza a reír y nos señala.
—ni ustedes se la creen jovencitos, no soy tonta.—empiezo a reír junto a la señora Rose  y el pelinegro se pone más rojo.
La señora Rose rodea mi espalda y compartimos una mirada cómplice.
—Charlie esas mejillas rojas te delatan jovencito.—termina de decir la madre de Charlie.
■■■■
Camino con toda la seguridad por el pasillo que me lleva a la clase de literatura.
De repente aparece en mi campo de visión Cristian, paso por su lado, pero éste me sujeta.
—¿podemos hablar por favor?.
Suspiro y lo pienso.
—que sea rápido.
Me guía hasta llegar casi a la conserjería.
—¿es cierto?.—me da una sonrisa agria.
—¿de qué?.—pregunto con desconcierto.
—¿estás saliendo con el nerd?.—pregunta Cristián.
—su nombre es charlie, no el nerd.
—¿entonces si?, por eso lo defiendes.—se jala el cabello.
Me recargo en la pared y veo como camina de un lado a otro.
Hasta que sus ojos azules como el cielo me miran.
—¿porqué el y no yo?.—se recarga en la pared a mi lado.—¿sabes?, acepte estar contigo porque desde el primer momento en qué te vi me gustaste y con el tiempo, aún cuando no hablábamos mucho me empeze a enamorar de ti.

Eso sí que no me lo esperé.
—yo no sabía eso.
Volteo a mirarlo.
—¿porqué el?
Suspiro y sonrio.
—aún no somos nada, pero si te soy sincera me gusta estar con él, es inexplicable lo que estoy sintiendo....es como si de pronto una llama se encendiera en plena oscuridad.—le respondo con sinceridad. Y me sorprendo de mis propias palabras, no pensé decir esto en alta voz.
Él sonrie tristemente  y me coloca un mechón de cabello en mi oreja.
—supongo que el se ganó tu corazón, y a pesar de todo, estoy convencido de que Charlie es  un buen chico.
Sonrio en forma de respuesta.
—¿puedo darte un último abrazo?.
Dejo que sus brazos me rodeen para ponerle un final.
Se deshace de mi agarre y deja un beso en mi frente.
—fui un idiota por decirte lo del otro día, lo siento. A pesar de todo eres una chica genial y autentica.—habla de nuevo Cristián.
—solo estabas molesto, pero esta bien, te disculpo.
Sonrie y se da la vuelta.
—Cris.—lo detengo.—yo también lo siento por romper tu corazón, no pensé que te habrías enamorado de mi.—él se voltea después de unos segundos y sonrie nostalgicamente.
—disculpa aceptada, no te preocupes, mi corazón sanará.
—¿estamos bien?
—estamos bien.—contesta él.
Dicho eso retoma su camino.
Cristián a pesar de todo es un buen chico.
Suspiro porque ya no entré a la clase de literatura.
A la siguiente clase entro.
Sonrio y me siento junto al pelinegro, pero éste me ignora.
Mi sonrisa desaparece.
—¿estas molesto? ¿Un mal día?.—él no me mira, hasta que después de unos segundos se endereza.
—dime la verdad ¿qué significo para ti o solo estás jugando conmigo?, no te perdonaría eso Tracy.—dice con la voz firme.
—¿a que viene la pregunta?.
—solo contestame.
Se voltea y sus ojos se centran en mi.
Estoy por contestar, pero el profesor entra y desvío mi mirada. No quiero que en verdad nos reporten.
El pelinegro no me dirije una mirada y una amarga sensación me invade.
Tomo una pequeña hoja y escribo.
pelinegro.
no sé cómo le hiciste, pero te aseguro que ya eres parte de mi vida.
Jamás serías un juego.
Esa es mi respuesta.
Doblo la hoja y agarro su mano que esta en su pierna derecha.
No volteo, pero siento como agarra el papel.
Después de unos segundos, siento ahora su mano.
Agarro el papel, lo desdoblo y empiezo a leerlo.
Pelirroja.
Lo siento, es solo que te vi junto a Cristián
Y creo me sentí raro, no sé pelirroja, pero mis sentimientos hacia ti cada vez son más fuertes.
No le devuelvo la respuesta.
La clase termina y somos los únicos en el aula.
Volteo y el también.
Agarro su mano y él entrelaza sus dedos con los míos.
—no eres un juego pelinegro.—soy la primera en hablar.
Él sólo me observa.
—yo...perdón, solo que te vi abrazada junto a Cristián, y pensé que me habías mentido y aún seguías con el.—me responde.
—solo quería hablar.—confieso con sinceridad.
—Tracy  no sé, pero mi corazón late frenéticamente cada que te veo, si esto no es amor dime que es. Estoy locamente perdido en tu mirada y bajo las redes de tus encantos. Sé  que podría asustarte lo que estoy a punto de decirte, pero tengo que confesarte que  mi corazón ahora late por el tuyo. Mis pensamientos pertenecen a ti. Solo quiero decirte que estoy perdidamente enamorado de ti.¿Quién no se enamoraría de ti?.

Me acerco hasta que nuestras narices se tocan, su aliento a menta me invade.
Relamo mis labios y contesto.
Su confesión me ha dejado pasmada. No por miedo, sino porque estoy sintiendo lo mismo que él.
—dejemos fluir las cosas por el momento.—es lo único que logro articular.
Dicho eso junto nuestros labios que se empiezan a devorar con ansiedad. Aferro mis manos a su cabello oscuro y de su parte toca mi espalda.
Nos separamos por falta de aire y sonrio.

HOLII!!
PRIMER BESO DE MI PELINEGRO Y PELIRROJA FAVORITOS.
¡ESTALLO DE EMOCIÓN¡.
¿ALGUIEN MÁS?.
SIN MÁS LES AGRADEZCO SU APOYO.
XOXO PEQUEÑAS LUCHONAS.

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El valor de la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora